Saturday 18 October 2025
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abc - 10 hours ago

Felipe González habla sin tapujos sobre su lado más desconocido: «Soy tímido y me gusta estar solo. El poder me abrumaba»

Felipe González (Sevilla, 1942) se proclamó presidente del Gobierno por primera vez en 1982 y lo hizo por mayoría absoluta. El dirigente socialista se ganó el favor de los españoles por su carisma y su habilidad para conectar con la gente. Sin embargo, detrás de esa imagen pública se escondía un hombre tímido , que disfrutaba especialmente de la soledad. Así queda retratado González en La última llamada , la nueva serie documental de Movistar Plus+ dedicada a los cuatro expresidentes españoles vivos que se estrenó este jueves. La nueva producción, dirigida por Álvaro de Cózar, dedica su primer capítulo al dirigente socialista, de origen sevillano. González llegó a la Moncloa con el apoyo mayoritario de la sociedad española, pero sus 14 años de mandato , que lo convierten en el presidente más longevo de la historia, le fueron desgastando progresivamente. El peso de la responsabilidad y del poder , sumado a diferentes escándalos, acabaron mermando su imagen y sus ganas de seguir. De hecho, el documental narra cómo el expresidente se planteó en distintas ocasiones renunciar a su cargo. «A mí me interesaba más la política que el poder. El poder me abrumaba, pero la política me apasionaba », defiende en La última llamada . El documental de Movistar Plus+ presenta a un Felipe muy distinto al político carismático que todo el mundo reconoce. Y es que, detrás de su imagen pública, se esconde una persona introvertida y solitaria . «Soy fundamentalmente tímido y es verdad que me gusta estar solo . ¿Eso es contradictorio con tener una cierta facilidad para comunicarse con los demás? Yo creo que no. A mí me produce empatía estar con los demás, pero prefiero estar solo sin duda», defiende González en el documental. Su personalidad introvertida y solitaria se forjó en su infancia. Hijo de vaquero , se crió en el sevillano barrio de Bellavista. «A mí me gustaba la filosofía pura y el campo », cuenta González, amante de la naturaleza y con una especial afición por los bonsáis. En el documental, su hija María comparte una anécdota de la infancia de su padre: «Cuando llegaba mi abuelo a casa y veía a los chiquillos jugando decía: Qué pan más a lo tonto coméis ». Una lección que marcó el carácter del político: «¿Qué queda del hijo del vaquero? Todo. Tengo 83 años y nunca ha dejado de marcarme esa sensación de que comes el pan a lo tonto y de que no has trabajado bastante ». Alfonso Guerra , amigo y exvicepresidente, describe a González en La última llamada como «una persona con autoridad, un trabajador». «Venía con chaquetones de marcar reses, con olor a establo . No era un estudiante normal», cuenta sobre su etapa universitaria. El 28 de octubre de 1982, el PSOE ganó las elecciones generales por mayoría absoluta. Sin embargo, con la victoria también llegó el peso de la responsabilidad. Algo que se atisba ya en una fotografía de González saludando desde la ventana. «Hay una sonrisa medio forzada, es más clara y despegada la de Alfonso Guerra. No refleja bien lo abrumado que estaba », cuenta el expresidente. «A Felipe le cayó como una losa de responsabilidad encima, le cambió la cara, se metió para adentro. Ya no era Felipe, ya era el presidente », cuenta Ana Navarro, secretaria del expresidente, quien también lo manifiesta en el documental: «El sentimiento que tuve, de un peso de responsabilidad incluso en lo que no me tocaba…». A lo largo de sus 14 años como presidente del Gobierno, Felipe González tuvo que hacer frente a hechos sin precedentes, como la huelga general convocada en 1988, que provocaron que el poder pesara cada vez más y que se replanteara incluso no presentarse en las próximas elecciones. «A mí me interesaba la política relacionada con la lucha por el poder, me interesaba más la política que el poder. El poder me abrumaba, pero la política me interesaba y apasionaba», defiende González en el documental de Movistar Plus+. El expresidente admite que se trata de «una contradicción», pero que es algo que «da más poder que quita» . «Si a ti te interesa un proyecto político, pero no te interesa el poder, tienes siempre el pie en el estribo para bajarte. Eso te quita fuerza porque hay muchos que desean que te bajes, pero también te da porque saben que no te importa», defiende. En el documental, el expresidente defiende que « la política no es una tarea humana porque nunca se acaba ». Sin embargo, pese al desgaste, González decidió volver a presentarse a las elecciones de 1996, que dieron la victoria a Jose María Aznar . Unos meses después, dejó la secretaría general del PSOE. Al final del capítulo, el expresidente cuenta una curiosa anécdota: «Cuando estoy en un hotel hago el ridículo , que es una huída psicológica, de ponerme en el lado de la cama donde no está el teléfono y el móvil lo dejo en silencio a partir de las 22:30 horas. No quiero que me suene de noche porque me ha sonado tantas veces que me ha condicionado para el resto de mi vida». ¿Le compensó personalmente a Felipe González el poder? La escritora y periodista Julia Navarro tiene claro que no: «He visto a otros presidentes que estaban encantados de haberse conocido, pero él no. El peso del poder, esa última llamada, siempre ha sido un peso con el que ha tenido que cargar».


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