Sunday 19 October 2025
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eldiario - 2 days ago

30 años de LEM, la muestra de música experimental que nació para salvar un barrio de la turistificación

El ciclo barcelonés de sonidos inciertos y de riesgo encara su trigésima edición tras sobreponerse a la repentina muerte, en 2020, de su ideólogo Víctor NublaAnálisis - ¿Tiene sentido esta nueva Oreja de Van Gogh 18 años después? Cumplir 30 a os es tendencia en 2025: lo celebran discos, artistas y proyectos de toda ndole. Pero entre las iniciativas culturales que este oto o conmemoran su trig simo aniversario destaca con luz propia el ciclo de sonidos experimentales LEM. Nadie en este pa s ha trabajado con m s ah nco y entusiasmo por divulgar las m sicas de riesgo. Impulsado desde 1996 por la asociaci n Gr cia Territori Sonor (o GTS), detr s de este dispositivo sonoro (que no festival), estaban, entre otros, Macromassa, d o de exploraci n filomusical formado por V ctor Nubla y Juan Crek al que se atribuye el primer disco autoeditado en Espa a: Darlia microt nica (1976). Durante los pr ximos d as, el LEM acoger en distintos locales de Barcelona al guitarrista sardo espectral SARRAM, a la c lula pionera de la escena postindustrial alemana Das Synthetische Mischgewebe, a la pareja de trompistas suecos Atem Duo y al maestro del piano contempor neo Josep Maria Balany . A petici n propia, tambi n actuar en esta trig sima edici n el franc s Kasper T. Toeplitz, compositor de la escena ruidista europea que estrena una pieza inspirada en Nubla, amigo personal e ide logo del LEM que falleci en 2020. Precisamente este mes, el festival de cine documental musical In-Edit estrenar M tode Nubla d interpretaci de V ctor Nubla, un retrato de su irrepetible figura. Joan Ramon Guzm n fue uno de los 25 espectadores que asisti en 1976 a los conciertos de Macromassa en la barcelonesa sala M gic de cuya grabaci n nacer a el disco Darlia microt nica. Fui de los 15 que se qued hasta el final , resalta. De aquel encuentro surgi una amistad inquebrantable. El LEM nacer a veinte a os despu s en una conversaci n de bar, el h bitat natural de Nubla , recuerda Guzm n. Ese d a qued dibujado en una servilleta de papel el croquis de un hipot tico ciclo de m sicas inciertas. A n lo conservan, enmarcado, en la oficina de GTS. Distribuidas estrat gicamente, como si de un poema visual se tratase, a n se pueden intuir algunas palabras: ciudad, m sica, m stica, literatura y audiovisual. Víctor Nubla, Pascal Comelade y Anton Ignorant a mediados de los años 80 El LEM no nac a de la nada, sino como respuesta a una extra a hiperactividad experimental concentrada en el barrio barcelon s de Gr cia. En los a os 80, se hab an instalado all muchos m sicos de la escena europea: de William Bennett a Pierre Bastien, pasando por Pascal Comelade. Colectivos del barrio programaban artistas clave como Henry Cow y la emisora pirata Radio PICA propagaba por las ondas los emergentes sonidos industriales. De todo ello da cuenta el recopilatorio Experimental music from Gr cia (1996). Nubla y sus ac litos idearon un ciclo de sonidos inquietos, extremos e inc modos cuyo texto fundacional del LEM hablaba de reforzar la red de peque os espacios y colectivos , de potenciar el peque o formato y de rescatar Gr cia de su progresiva tendencia a convertirse en un inmenso bar . En 1996 ya intu an la inminente turistificaci n del barrio. Disonancias para salvar un barrio La primera edici n del LEM acogi media docena de actuaciones en dos jornadas. El plan era ir de bar en bar a contemplar los directos de Oriol Perucho, Markus Breuss y Tim Hodgkinson (de Henry Cow), entre otros. Casi nada. Todos actuaban en min sculos garitos de Gr cia como Mi Bar, Galp n Sur, La N ola, el reci n nacido Heliog bal o el Caf del Sol. En este ltimo actu Comelade sentado al piano que hab a en el altillo mientras el p blico le escuchaba desde abajo. Con el tiempo, el LEM programar a actuaciones en bares como Grog, Sol de Nit, Sidepas, La Sal, On ria, El ctric, Puku, Continental, La Sonora de Gr cia, Barcelona Pipa Club Con el tiempo, la mayor a desaparecieron o dejaron de acoger m sica en vivo. La asociaci n Gr cia Territori Sonor apel a instituciones municipales y europeas para salvar el barrio a trav s de las m sicas experimentales. Nos acogimos a un programa europeo de dinamizaci n de territorios urbanos , recuerda Guzm n, que fue presidente de GTS entre 1997 y 2009. El segundo a o, el LEM program a primeras espadas como Fred Frith y Pierre Bastien y el ayuntamiento concedi a GTS la Medalla de Honor de Barcelona. En 2000 actu Charlemagne Palestine. Y en 2002, Terry Riley. Mark Cunningham, Eduardo Polonio, Derek Bailey, Carter Tutti, Za!, Joan Saura, Francisco L pez, Pau Riba, People Like Us, David Shea, Lloren Barber, Sightings, Damo Suzuki, Michael Rother, Dieter Moebius, Cabo San Roque, Esplendor Geom trico, Mika Vainio, Radian, Hector Zazou y Phil Niblock tambi n han derramado su inquieta creatividad en el LEM. Hab a en esos programas un deseo obstinado por cuestionar los l mites mismos de la m sica. A os dorados y d as oscuros GTS lleg a contar con un presupuesto anual de 350.000 euros, pero ha aprendido a subsistir con menos de 70.000. El m sico e ingeniero de sonido Albert Guitart ha vivido las pocas m s dulces y m s amargas del LEM porque en 2012 ya asist a los discos y conciertos de Macromassa y sonorizaba algunas actuaciones del ciclo. La crisis econ mica de 2008 fue muy severa para las arcas de la asociaci n, pero a n lo fue m s la crisis interna que se desat en 2014. Y nada ha puesto m s en riesgo la continuidad del LEM que la llegada de la pandemia. El 31 de marzo de 2020 fallec a V ctor Nubla y hubo que activar un comit de crisis para salvar el proyecto. Guzm n ya estaba desvinculado de GTS, pero dos j venes se hab an incorporado con curiosidad y ganas. Mar a Vadell pas en menos de tres a os de ser la chica que vend a discos a jefa de producci n del LEM y, poco despu s, presidenta de GTS. Aleix Salvans hizo un camino parecido, de chico para todo a director art stico y, entre medias, salvador in extremis cuando, en pleno confinamiento y con todos los documentos vinculados al DNI del reci n fallecido Nubla, s lo l ten a certificado digital para tramitar la subvenci n de 2020. Contra todo pron stico, el LEM fue el nico ciclo que se celebr aquel oto o, lo cual dice mucho de su obstinaci n. El LEM ha sobrevivido todos estos a os porque si ten amos dinero, hac amos los conciertos y cobr bamos todos. Pero cuando no lo ha habido, los conciertos se han hecho igualmente , sintetiza Salvans. Lo que parece ya insalvable es el barrio. La pescader a se ha convertido en un coffee shop. Nos han robado los locales y los posibles aliados est n desapareciendo. Hay que repensar c mo aliarnos con los que quedan. El LEM siempre ha querido arraigar en este ecosistema, pero es como si echasen pesticida a las ra ces , diagnostica Vadell. Lejos quedan aquellos tiempos en los que sobraban bares en los que programar actuaciones, en los que Accidents Polipo tics actuaban en el mercado del barrio en los que Pascal Comelade regalaba para la fiesta mayor una interpretaci n de tres horas del Sex machine de James Brown, en los que las cerveceras aportaban miles de euros de patrocinio a muestras culturales minoritarios y radicales como la suya. El LEM ya ha asumido la necesidad de salir de Gr cia para programar actividades. Cada vez hay menos bares dispuestos a acoger conciertos de m sicas raras, pero a n hay centros c vicos, bibliotecas, ateneos, iglesias, cines y teatros en los que el LEM intenta plantar su desconcertante semilla. Queremos seguir pisando territorio y se sobreentiende que no haremos cosas de gran tama o. Perder a todo el sentido porque este tipo de expresi n art stica demanda proximidad y concentraci n individual y colectiva , resalta Vadell. En el LEM hay un pacto muy chulo entre p blico y m sicos. No tenemos necesidad de anunciar un coloquio post-funci n en el que la gente levantar la manita y le daremos un micr fono para preguntar. Esto pasa de forma espont nea. El 80% de la gente se va, pero los que se queden haciendo una birra se pondr n a charlar con los artistas , ilustra. Carreras de caracoles y brazos sangrando Guzm n da por sentado que el LEM es el certamen m s antiguo de Espa a en el terreno de las m sicas experimentales y de riesgo. De lo que no cabe duda es que la colecci n de an cdotas es infinita. La imagen m s imborrable para Guzm n es aquel paseo nocturno que dio por la playa de la Barceloneta con Terry Riley. Guitart, en cambio, no olvida aquella sesi n de ruidismo perpetrada por el madrile o Francisco L pez, el polaco Zbigniew Karkowski y el estadounidense Scott Arford en el centro c vico La Sedeta: Hab a una torre de mil vatios en cada esquina del bar. Todo el edificio vibraba. Solo se pod a soportar con tapones en los o dos. La directora del centro sufr a por las ventanas, pero Nubla le asegur que los cristales no se romper an porque eran l quidos . Por muy raro y sorprendente que te parezca algo, eso no significa que alguien no lo haya hecho hace 40 años. Aleix Salvans — Director artístico del LEM Siempre hemos estado a punto de matar gente , asegura Guzm n. Y se retrotrae a los a os 80, antes del LEM, cuando programaron una actuaci n de La Fura dels Baus en la plaza del Raspall en la que lanzaban lavadoras y otros electrodom sticos desde los balcones. El arte a veces hace sufrir , insiste. Y sale a colaci n la performance de Vagina Dentata Organ en el Macba, durante el LEM de 2007. Trajo una piedra que pesaba una tonelada y se dedic a estrellar botellas contra ella. Se instal una red para que, si saltaban algunos cristales, no cortasen al p blico. Y para evitar que la compa a de seguros del museo cancelase la actuaci n, Jordi Valls se pint los brazos con pintura roja. As , si sangraba, no se ver a , rememora. Maria Vadell qued traumatizada de por vida por culpa de la francesa Anne Gillis. Pidi una mesa de cristal redonda de 80 cent metros de di metro con patas met licas brillantes para su actuaci n y, una vez conseguida, se dedic a rayarla con una coctelera de metal. Padezco hiperacusia y esa mujer acab de destrozarme la vida , exagera. V ctor dec a que era una hist rica de la m sica industrial, pero solo hubo 16 personas , recuerda. Y solo nos gust a tres , a ade Salvans. Toda aquella estridencia me sac tanto de mi idea de m sica y de mi idea de qui n era yo que entr en una especie de vac o existencial gigante. Se lo coment a Nubla y respondi : Acabas de entender lo que intento conseguir con Macromassa desde 1976. Has visto la luz . A V ctor le debi encantar , intuye Guzm n. Cuanto m s radical era el concierto y menos gente iba, m s le gustaba . Una de las actividades m s ntimas y delirantes del LEM son los gapes: encuentros s nico-po tico-gastron micos en los que se pueden cocinar las recetas m s surrealistas en pos de un ritual multisensorial. Uno de los favoritos de Salvans fue aquel que inclu a una carrera de caracoles por un circuito en espiral con una hoja de lechuga en el centro. El ganador ser a indultado, pero al final los indultaron a todos y Nubla los liber en el jard n de su casa , precisa. An cdotas hay treinta mil , apunta Guzm n, pero el LEM se explica por 30 a os de trabajo riguroso e investigaci n. Ha sido muy divertido, pero hemos llegado hasta aqu con mucho trabajo, mucha ilusi n y mucha tozuder a , resume. Y escuchando mucha m sica actual y de antes , a ade Salvans. Por muy raro y sorprendente que te parezca algo, eso no significa que alguien no lo haya hecho hace 40 a os .


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