Monday 20 October 2025
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eldiario - 2 days ago

P. Duchement, profesor experto en acoso escolar: Pedimos mucho a los docentes, pero que sepan gestionar el acoso es necesario

Este docente y perito informático ofrece en Te espero a la salida un manual práctico para que las familias sepan cómo afrontar un caso de acoso, sean víctimas o agr “Acoso hay en todos los centros: si tengo que elegir entre un colegio con 20 protocolos abiertos y otro con ninguno matriculo a mi hijo en el de 20”Educación investiga la muerte de una adolescente que se precipitó desde el balcón de su casa en Sevilla Si su hijo o hija fuera v ctima de acoso escolar, sabr a qu hacer, c mo actuar? Sabe que su colegio est obligado a tener un protocolo para estos casos y que debe abrirlo en cuanto lo solicite, sin poner pegas ni demorarlo por raz n alguna? Que puede, y quiz deba, acudir a la Fiscal a de menores? Si su hijo o hija fuera acosador, tiene alguna idea de c mo afrontarlo, m s all de (probablemente) empezar por negarlo porque eso no le pasa a uno, ser n cosas de ni os o exageraciones? Puede llegar a imaginar que su hijo (o hija) tiene casi con toda seguridad un problema de autoestima, posiblemente provocado en casa, que le lleva a maltratar a otras personas en busca de validaci n externa? Pablo Duchement, profesor, inform tico y perito judicial, est convencido de que la mayor a de las personas responder n que no a ambas cuestiones, especialmente a la segunda. Para dar respuestas ha escrito el libro Te espero a la salida (editorial Vergara), recogiendo las cinco palabras que tanto escuch y que le aterraban en la infancia. Un texto escrito a modo de manual pr ctico para esas familias desorientadas a las que nadie explica c mo actuar cuando se ven inmersas en un caso de acoso escolar, sean agredidas o agresoras. Desde la propia experiencia Duchement tiene experiencia en la materia. E l mismo casi pierde la vida un d a que su acosador no midi bien (o s ) la paliza que le dio, cuenta, y en otra ocasi n cuando pens que no quer a recibir m s patadas en la cabeza y que pod a acabar con el problema por la v a r pida. Como a tanta gente, cuenta, el trauma le acompa durante a os. Pero sobrevivi , y ahora trata de defender a los vulnerables desde su puesto de profesor y tambi n como perito inform tico judicial cuando la situaci n traspasa la l nea del delito, la mayor a de las veces cuando internet y el ciberacoso se cruzan en el camino de alg n menor, otro gran desconocido entre las familias. Lo primero, cuenta, es ser consciente de que esto no son cosas de ni os, de ni os buenos y ni os malos , advierte. Ser conscientes, contin a, de que una persona mentalmente sana, que est conforme consigo mismo, no tortura sistem ticamente a un compa ero. La mayor a del acoso escolar se produce por una falta de autoestima intr nseca en el acosador , lanza. Alguien que no se quiere a s mismo, que necesita la validaci n de los dem s y acude a la dominaci n . El acoso, más que heredarse creo que es un efecto en cadena. Tener unos padres que realizan este tipo de conductas hace que tu autoestima esté mal y entonces llegas a desarrollar o la necesidad de acosar. O acabas siendo víctima de un acosador Cu nto influye, entonces, lo que ese ni o tenga en casa? Las condiciones que llevan a acosar se heredan? M s que heredar creo que es un efecto en cadena, pero s encontramos a ni os realizando acoso escolar y cuando contactamos con la familia vemos conductas abusivas por parte de esa familia, y eso s que se ha heredado. Tener unos padres que realizan este tipo de conductas hace que tu autoestima est mal y entonces llegas a desarrollar o la necesidad de acosar. O acabas siendo v ctima de un acosador , elabora. El libro ofrece recomendaciones concretas, planes de actuaci n paso a paso y consejos de alguien que ha estudiado y vivido el tema durante d cadas. Avisa al tutor, exige que se abra el protocolo, inf rmate de c mo funciona, aseg rate de que se est cumpliendo y si no eleva la queja a la inspecci n, en paralelo, si crees que se est n produciendo conductas delictivas, denuncia ante las fuerzas de seguridad o la Fiscal a de menores, ap ntalo todo, guarda pruebas, recomienda el perito. Para, entre otras cosas, intentar evitar situaciones como la que se ha vivido esta semana en el colegio Nuestra Se ora del Loreto, de Sevilla, que ignor un caso de acoso hasta que la alumna agredida no pudo soportarlo m s y se tir por el balc n de su casa. Duchement no dice que su libro garantiza que no habr desenlaces como este, claro, pero s ofrece herramientas a las familias para que eviten, por ejemplo, que sus centros act en como Nuestra Se ora del Loreto, que no hizo nada ante una denuncia m s o menos formal y ni siquiera abri el protocolo para investigar el caso. La Junta ha denunciado el caso ante la Fiscal a de menores y la familia har lo propio con el centro por inacci n. Acoso hay en todos los centros Situaciones estas, que un centro ignore o infravalore un caso, relativamente frecuentes contra toda l gica, recuerda Duchement. Existe una mentalidad por la que si yo, colegio, atiendo un caso de acoso escolar estoy reconociendo que en mi centro hay acoso y eso es malo para el negocio. No tiene sentido desde dos perspectivas , explica. La primera es que acoso hay en todos los centros. No depende del colegio o instituto, depende de la naturaleza humana. Gestionarlo no es reconocer que hay acoso e es actuar bien. Si yo voy a matricular a mi hijo y dudo entre dos centros y en uno dicen que no han abierto ni un solo protocolo porque no hay acoso y en otro han abierto 20 protocolos matriculo a mi hijo en el de los 20, porque lo que yo entiendo del primero es que no hace nada al respecto, porque no puede no haber. La segunda postura es proteger una especie de reputaci n del colegio. Pero ah tenemos a los centros p blicos, que no dependen de la reputaci n. Y sin embargo vemos que cometen los mismos errores que los concertados y los privados , argumenta. Hemos metido a una persona que acaba de sacarse un título en una habitación con 30 o 33 adolescentes con las hormonas por las nubes y le hemos dicho que tiene que saber gestionar una cosa que es intrínseca a la naturaleza humana, como es el intento de posicionarse en un estatus diferente al resto del alumnado, y que puede provocar una situación tan desagradable y tan delicada como el acoso escolar Ese problema, contin a el experto, se suma a que los centros se ven obligados a lidiar con un problema para el que habitualmente no est n preparados. Los profesionales de educaci n no saben gestionar el acoso escolar porque nadie les ha ense ado , dispara. Hemos metido a una persona que acaba de sacarse un t tulo en una habitaci n con 30 o 33 adolescentes con las hormonas por las nubes y le hemos dicho que tiene que saber gestionar una cosa que es intr nseca a la naturaleza humana, como es el intento de posicionarse en un estatus diferente al resto del alumnado, y que puede provocar una situaci n tan desagradable y tan delicada como el acoso escolar. Las titulaciones universitarias conducentes a la docencia no tocan el acoso escolar en sus curr culums , se sorprende. A n as , Duchement cree que debe ser parte de su funci n, aunque el profesorado est sobrepasado con car cter general. Le pedimos una barbaridad a los docentes, pero est bien pedirles ciertas cosas . No es demasiado poner este peso en sus espaldas? Que sepan gestionar el acoso escolar es l gico y necesario. El problema es que se lo pedimos sin darles nada , opina. Por ejemplo, ha salido un protocolo de prevenci n de riesgo del suicidio en Canarias y a los profesores nos obligan a utilizar herramientas de diagn stico de psic logos. Eso lo tendr que hacer un psic logo! Pues no, como no hay se lo echamos encima al profesorado. Les hemos pedido tantas cosas que puede parecer que es inviable, pero lo que hay que hacer es quitarles otras cosas, como la burocracia. No estamos priorizando lo que s deber an hacer . El ciberacoso es delito Duchement lleva a os divulgando en X sobre los riesgos que internet tiene para los menores. Sin alarmismos, pero sin ocultar realidades que l ve en clase y en sus investigaciones para juicios, que le ponen de frente con lo m s perverso del ser humano, como relata de vez en cuando en su perfil de la antigua Twitter. Para empezar, que el ciberacoso, tan presente, no es simplemente acosar a trav s del m vil. O, mejor dicho, no tiene las mismas posibles consecuencias... para el acosador. Cualquier m todo de ciberacoso implica de por s una conducta delictiva, aunque haya conductas de acoso que no lo son , dispara el perito. Por ejemplo, que te llamen gafotas en clase todo el d a no es una conducta delictiva, aunque s puede ser parte de una situaci n de acoso, mientras que publicar todos los d as una foto tuya escribiendo debajo la palabra gafotas s es una conducta delictiva. Ya desde esa perspectiva tenemos que entender que es muy diferente , elabora. Tambi n es habitual que este experto advierta p blicamente de lo que considera un gran desconocimiento de las familias. No son conscientes del peligro que hay detr s de la exposici n que tienen sus hijos en las redes , sostiene el perito. Porque si lo fueran ser a todav a m s perverso que lo permitan, y lo est n permitiendo con tal de conseguir no s qu resultado , lamenta, para enmendarse a s mismo enseguida. Algunas familias explotan la imagen de sus hijos para conseguir lucro personal. Hay otras que simplemente lo hacen porque quieren compartir la vida de sus hijos y no tienen ni idea del daño que les está causando. Pero como todo el mundo aplaude, aquí no pasa nada S que algunas familias explotan la imagen de sus hijos para conseguir lucro personal. Hay otras familias que simplemente lo hacen porque quieren compartir la vida de sus hijos y no tienen ni idea del da o que les est causando. Hay familias que se dedican a hacer publicidad de productos para menores, utilizando, perd n, explotando a sus propios hijos laboralmente. Y como todo el mundo aplaude, pues aqu no pasa nada , reflexiona. Las compa as se saltan la ley, el Gobierno lo permite y padres y madres aplauden y sacan beneficio, lamenta Duchement. Las redes sociales son tecnolog as para adultos y tienen una edad m nima de uso porque consideramos que es cuando hay unos valores para que sepan utilizarlo bien , advierte el perito. Pero los ni os han entrado y est n manejando herramientas que est n pensadas para adultos. No puede salir bien. Es como decir que mi hijo es muy maduro, as que voy a permitirle conducir. Se va a estampar, da igual lo maduro que sea . Tambi n los docentes lo hacen. O, mejor dicho, un tipo concreto de docente para el que este profesor ha acu ado el t rmino TeachToker, jugando con el nombre de una de las redes sociales preferidas por los j venes, TikTok. La cultura TeachToker Todo parte, explica, de una cultura muy equivocada , basada en la idea de todo lo que est en las redes es de dominio p blico . Una falacia instalada que puede salir cara, advierte: ni siquiera la voz de un ni o en el aula se puede colgar en internet sin un permiso expreso. Y que una familia d ese permiso a un centro para promocionarse no implica que el personal del centro pueda colgar im genes de los menores. Que un pap o mam diga puedes subir la cara de su hija a Instagram no valida que Pepe, el de ingl s, suba fotos a su cuenta personal. Si fuera as lo podr a hacer el equipo de limpieza, el de mantenimiento... Te imaginas a toda esa gente haci ndole fotos a nuestros ni os? , se pregunta. Hay profesores que graban lo que hacen con los niños, se graban ellos poniendo notas en exámenes en los que pueden ver los nombres y apellidos de los niños, se graban con anécdotas de clase identificando al alumnado. Es una locura, difícilmente puede ser más ilegal Pero, retoma la idea anterior, esa distinci n no se hace con la cultura que hemos creado. Y qu hacen estos profesores? Graban lo que hacen con los ni os, se graban ellos poniendo notas en ex menes en los que pueden ver los nombres y apellidos de los ni os, se graban con an cdotas de clase identificando al alumnado. Es una locura, dif cilmente puede ser m s ilegal. Pero no se denuncia y est n convencidos de que pueden hacerlo y la pr ctica se extiende , explica. Y, sin querer entrar en catastrofismos, cuenta que todo eso tiene consecuencias concretas. En Internet hay un mont n de gente con muchas ganas de ver a ni os. No son gente que querr amos tener cerca de ni os, pero lo nico que quieren es que el n mero de seguidores siga subiendo. Est n exponiendo a los ni os a un p blico muy t xico y est n pasando cosas, ha llegado a haber agresiones , asegura una persona que investiga casos y asesora en juicios. Yo me empiezo a enterar de este asunto precisamente porque llegan padres de menores que han sido agredidos en la red, y cuando me pongo a investigar al agresor, de d nde ha sacado la informaci n del ni o, detr s me veo a un profesor mol n que se ha puesto a publicar cosas sobre ese ni o en Internet. Y s , ocurre , se adelanta a los esc pticos.


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