Sunday 19 October 2025
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eldiario - 2 days ago

Vida y obra de Adolfo Rodríguez, de una familia represaliada a pionero del pop español al frente de Los Íberos y CRAG

Miembro de una familia de perdedores de la guerra, represaliada por el franquismo, Adolfo fue pandillero, pionero de la música pop en España, aventurero de la libertad en un Torremolinos donde llegaban las tendencias de Europa y compositor en uno de los discos más importantes del pop español. Su vida aparece narrada en la biografía Adolfo, por el camino púrpura , de la periodista y escritora Carmen MoyaEl Ayuntamiento de Madrid dedica una calle al “Mozart de la Movida Madrileña”, Bernardo Bonezzi Un libro, cuando es bueno, contiene una buena historia y es, a la vez, capaz de desgranar otras a lo largo de sus p ginas. El objetivo est conseguid simo en Adolfo, por el camino p rpura (S lex, 2024), biograf a del m sico Adolfo Rodr guez, conocido sobre todo por militar en dos grupos m ticos: Los I beros y C novas, Rodrigo, Adolfo y Guzm n. La periodista y escritora Concha Moya ha empastado su peripecia vital, que es fuente de asombro constante para el lector, con las distintas pocas transitadas en el libro. Elaborar una historia de los pioneros de la m sica pop en Espa a que trasciende el nombre propio que la posibilita. La vida de la familia de Adolfo es la de muchos otros vencidos de la guerra, solo que la de la mayor a de ellos no ha pasado por imprenta. Su padre, tambi n llamado Adolfo, luch junto a sus hermanos en el bando perdedor. Eran anarcosindicalistas. De la familia de su madre, Rosa, hered el cantante su vena art stica. Regentaban una taberna de ambiente taurino en Colmenar Viejo y, a menudo, cantaba para entretener a la concurrencia, hasta el punto que en una ocasi n La Argentinita quiso llev rsela de gira. Calle de La Ventilla en 1961 Adolfo padre y su hermano Ignacio recalaron con sus familias en la ventillera calle de San Aquilino durante la posguerra. No ven an de muy lejos, llegaron realojados de la calle Orense, zona poco urbanizada en la poca donde el r gimen construir a el barrio de los vencedores, en las cercan as de los nuevos Ministerios y la Castellana. All se desarroll el resto de su vida, guardando las historias de la guerra para el interior de la casa y callando de puertas afuera. Hasta poco antes de morir, en los a os setenta, Adolfo padre, que durmi preventivamente no pocas v speras del primero de mayo en comisar a, recib a visitas de la polic a. Su madre y su t a, por su parte, fueron torturadas al terminar la contienda para que los hombres de la familia no salieran del pa s. Adolfo recuerda con admiraci n al padre Murga, un jesuita omnipresente en los relatos de La Ventilla durante aquellos a os. El religioso recal en 1945 en el extrarradio norte de Madrid, donde la congregaci n de San Ignacio siempre ha tenido una gran influencia. Desde la Parroquia de San Francisco Javier y su escuela se convirti en un elemento central en la lucha contra el hambre en la barriada, pero tambi n fue determinante para que el ni o se iniciara en la m sica a trav s de la escolan a del colegio. window.marfeel.cmd.push([ multimedia , function(multimedia) { multimedia.initializeItem( yt-7xIMu1f6Le4-3134 , youtube , 7xIMu1f6Le4 , document.getElementById( yt-7xIMu1f6Le4-3134 )); }]); La vida del artista en aquel ambiente de clase trabajadora, durante los peores a os de la posguerra y la represi n, ser importante en su formaci n, seg n refleja la biograf a publicada por Silex. Jugar en los descampados cercanos a una entonces desolada Plaza de Castilla, poner un improvisado andamio para ver partes de los partidos en el Bernab u o ir a comer a los tajos donde su padre trabajaba como alba il te sit a en un lugar del mundo Con la adolescencia lleg a la vida del joven la obligaci n de trabajar y, con ella, una mayor apertura de horizontes. Conoci a unos chavales que frecuentaban la zona de Francisco Silvela y se enrol en una de las pandillas que, para horror del r gimen, proliferaron en las barriadas de Madrid en los primeros sesenta. El detonante de la moda hab a sido el estreno en 1961 de West Side Story. La aventura identitaria y territorial se mezcl de inmediato con la incipiente m sica rock y los peque os clubes. La suya era la de El Parral, una barriada de casas bajas en La Guindalera cuyo h brido entre lo rural y lo urbano, lo liminal, le debi resultar familiar. window.marfeel.cmd.push([ multimedia , function(multimedia) { multimedia.initializeItem( yt-sjFcFEv3RfY-1964 , youtube , sjFcFEv3RfY , document.getElementById( yt-sjFcFEv3RfY-1964 )); }]); En los contornos de la pandilla se mov an algunos grupos, como Los Diablos Negros y el veneno de la m sica entraba en la juventud a trav s de los guateques. Fueron tambi n los a os de comprar la primera guitarra a plazos -a los grupos de ni os bien y universitarios les llegaban por v a paterna- y empezar a montar su propia banda, Los Boeing. Despu s de rodar por Madrid, cogieron el petate y marcharon a Torrevieja, que fue Ibiza antes de Ibiza. Punto neur lgico del aperturismo propugnado por Fraga Iribarne para hacer presentable el franquismo al mundo, la entonces barriada malague a se llen de personajes del norte de Europa y fue parada de m sicos internacionales, desde Brian Jones (Rolling Stones) hasta John Lennon. Aunque no nos extenderemos en ello aqu , la descripci n de aquel espacio de libertad ocupa algunas de las p ginas m s interesantes de la biograf a firmada por Concha Moya. En la costa Adolfo se volvi a topar con su biograf a de perdedor de la guerra. All conoci a Enrique Lozano, ocho a os mayor que l, con quien ingresar en Los I beros, grupo del que Adolfo fue la voz m s reconocible. Lozano tambi n era de una familia represaliada: su padre hab a tenido que exiliarse a Francia nada m s nacer l. En 1967 Los I beros decidieron ir a Madrid, centro de la industria discogr fica, aunque en su cabeza estaba viajar a Londres, donde Lozano hab a trabajado antes con su orquesta. Adolfo regres con su novia Marie Anne, una sueca espectacular y m s mayor que l, que no pas desapercibida en La Ventilla. Para esquivar el esc ndalo, sus padres le convencieron de que propagara por el vecindario que hab an pasado por la vicar a, algo que suceder a bastantes a os despu s,a las puertas de la paternidad. A n hay quien recuerda, seg n se explica en el libro, alguna actuaci n de Los I beros en un local del barrio llamado La Gran Terraza. Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán La carrera de Los I beros estuvo marcada por el servicio militar de sus miembros y el accidente de coche que tuvieron ese mismo a o, en el que Enrique Lozano qued gravemente herido. El choque le ocasion secuelas f sicas y psicol gicas que lo acabar an apartando de la formaci n. Esto no impidi que desarrollaran una importante carrera musical, que, sin embargo, se qued casi siempre a punto de . Aunque no quedan grabaciones en los archivos de RTVE, se hicieron conocidos por actuar todas las semanas en el programa musical Escala en Hi-Fi durante seis meses. La cosa parec a ir bien y su sue o estaba al alcance de la mano: ten an club de fans y consiguieron ir a grabar a Londres! El disco hom nimo de Los I beros, fruto de la reuni n de los diferentes singles que la compa a fue dosificando durante los a os de actividad del grupo, es hoy una joya del pop elaborado muy valorada por la cr tica. La banda ten a un modelo de funcionamiento cooperativo y contaba con un fondo com n del que cobraban los miembros ausentes por enfermedad o estar haciendo el servicio militar. Era un proyecto tan querido para Adolfo que rechaz ofertas importantes, como fichar por la mism sima Tamla Motown o ingresar en Solera, grupo seminal de lo que inmediatamente despu s ser a, ya con l, C novas, Rodrigo, Adolfo y Guzm n. window.marfeel.cmd.push([ multimedia , function(multimedia) { multimedia.initializeItem( yt-Y_P51siPk0E-9894 , youtube , Y_P51siPk0E , document.getElementById( yt-Y_P51siPk0E-9894 )); }]); La historia del grupo es tan especial que sus participaciones en pel culas -muy habituales para los grupos de pop de la poca- no pod an circunscribirse a la espa olada. Aparecen junto con otros grupos en la pera prima a lo Richard Lester de Iv n Zulueta, Un, dos tres, al escondite ingl s; y protagonizan Topical Spanish, la nica pel cula filmada por el fot grafo Ram n Massats, que coescribi el gui n con el humorista de La Codorniz Chumi Chumez. En internet se pueden ver las im genes en blanco y negro de este t tulo. Entre ellas, llaman la atenci n las del poblado chabolista del Camp de la Bota, poco habituales en este tipo de pel culas. En 1973 se terminaba por agotamiento la historia de Los I beros e, inmediatamente despu s, se unen los destinos de Juan Robles C novas, Rodrigo Garc a, Adolfo Rodr guez y Jos Mar a Guzm n. Concebido como un supergrupo formado por componentes de otros conjuntos anteriores, CRAG (por las iniciales de sus componentes) grab en 1974 el disco Se ora azul. El trabajo lleg a figurar en el segundo lugar de los 200 mejores discos del pop espa ol de la revista Efe eme (2003), superado solamente por el lbum hom nimo del grupo Veneno. Ya se sabe que hay tantas listas como medios pero el prestigio del disco, que no tuvo un reconocimiento importante en su momento, no ha hecho m s que crecer con los a os hasta convertirse, desde hace ya mucho, en un cl sico reconocido por todos. Sin embargo, el grupo se separ pronto por desavenencias internas y no lleg a defenderlo en directo. Los CRAG se reunir an diez a os despu s y lo han hecho con distintas formaciones a lo largo de los a os, pero su obra se antoja un aperitivo de lo que el talento de aquellos cuatro m sicos pod an haber llegado a legarnos. El propio Adolfo ha dicho en varias presentaciones que Los I beros fue un grupo que no pudo ser y CRAG uno que no quiso ser . Pero el Adolfo que dibuja Por el camino p rpura es un trabajador incansable y un culo inquieto. La siguiente parada en su biograf a es tambi n un hito en la historia de nuestra cultura. En septiembre de 1974 se estren en la discoteca Cerebro (situada en la plaza de los Cubos) la versi n espa ola de Rocky Horror Picture Show. El motivo de hacerla en una discoteca en vez de en un teatro fue el miedo a la censura franquista. La premisa de la obra, que fue un xito y dio mucho que hablar, habla por s misma: unos extraterrestres transexuales provenientes de la galaxia Transilvania siguen a un l der llamado Frankburguesa, empe ado en crear la belleza perfecta. Poco despu s del periplo underground de la obra en el moderno Londres de los setenta, tom en Espa a la forma de un jovenc simo Pedro Mari S nchez. Pero el recrudecimiento de la represi n franquista en sus estertores agobiaba a Adolfo, y esto unido al embarazo de su pareja les hizo tomar la decisi n de mudarse a su Suecia natal, donde pod an contar con el apoyo de su familia y, sobre todo, el soporte del entonces fort simo estado del bienestar n rdico, que prove a de notables ayudas para la crianza. Como suced a con el apartado dedicado a Torremolinos, no nos extenderemos en glosar la d cada que, fuera de los focos, pas Adolfo all , pero tambi n figura entre lo m s interesante del volumen. Hasta que lleg Rodrigo. Su compa ero en CRAG se present un buen d a en Suecia para convencerlo de retomar la aventura musical en Madrid. Para entonces, Se ora azul ya hab a sido objeto de reivindicaci n en la prensa especializada, lo que le anim a aceptar la oferta. Grabaron un par de discos pero de nuevo la aventura result ef mera. La biograf a musical de Adolfo no se acaba nunca (y en ello sigue a sus 77 a os). Distintos grupos, reuniones con sus queridos compa eros, cr ditos en discos de artistas notables (a menudo en t ndem con Jos Mar a Guzm n), giras de orquesta, participaci n en anuncios publicitarios Todo ello, subrayando lo que siempre ha dicho ser: un trabajador de la m sica , una persona imbuida, en definitiva, de una tica del trabajo nacida de su clase social. Y es que la clase vuelve con frecuencia a aflorar de entre los xitos. As sucedi a principios de los noventa, cuando la mala marcha del restaurante que hab a montado Adolfo con unos socios en Colmenar Viejo le hizo arruinarse, perder el piso donde viv a y volver, una vez m s, a la casa de la se ora Rosa en La Ventilla. El piso de San Aquilino ya no existe, fue objeto de realojo poco despu s dentro de la largu sima operaci n de construcci n de la Avenida de Asturias y remodelaci n del barrio. Adolfo, por el camino p rpura (2024) sigue siendo presentado en distintos puntos de Espa a por la periodista Concha Moya, Adolfo Rodr guez y Luis Mart n, guitarrista de Los Ronaldos, que fue quien present a bi grafa y biografiado. En internet se pueden ver algunas grabaciones con los peque os conciertos y las charlas que entretejen las presentaciones. No cabe duda de que Adolfo se encuentra en plena forma. Defiende su legado, toca junto con Mart n -uno de La Ventilla y otro de Usera- y recupera fragmentos de nuestra historia cultural, a veces olvidada despu s del borr n y cuenta nueva de la transici n. Suscríbete a las informaciones más cercanas Recibe las noticias más importantes de Madrid con un boletín escrito para ti, todos los viernes en tu correo. Apúntate aquí y recíbelas junto a los mejores planes para el fin de semana. También puedes seguirnos desde tu red social preferida, en Facebook o Bluesky


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