Tuesday 28 October 2025
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abc - 4 hours ago

Así es la Venta del Gato, el restaurante de Benaoján para comer junto al río Guadiaro

La Venta del Gato se encuentra en el kilómetro 2,5 de la carretera MA-7401, a quince minutos de Ronda , justo en el paraje natural que le da nombre. El establecimiento es fruto del trabajo de un matrimonio que lleva décadas al frente del negocio, una familia que ha sabido adaptarse al paso del tiempo sin perder el espíritu rural que lo define. Más que una venta de carretera , es un hotel-restaurante con alma serrana, donde el visitante puede comer, descansar y despertarse con el sonido del río Guadiaro, visible desde las terrazas y ventanales de sus siete habitaciones. El edificio mantiene la estética de las antiguas ventas de montaña, pero con el confort actual y un entorno que invita al sosiego. Su cocina se basa en productos de temporada y proximidad, muchos de ellos procedentes de su propio huerto ecológico, que abastece la despensa con hortalizas, frutas y aromáticas. El pan casero de trigo recio , el aceite de oliva virgen extra Rapa (Zahara de la Sierra), el queso de cabra Sierra Crestellina (Casares) o el jamón de cerdo rubio dorado de la serranía son algunos de los ingredientes habituales en una carta que se apoya en el entorno para construir su identidad. Durante el otoño, el protagonismo lo asumen los platos de cuchara, guisos de caza, migas y carnes de campo , aunque nunca faltan los clásicos serranos o los embutidos de la zona. La carta de la Venta del Gato mantiene el carácter de una venta de sierra, con recetas tradicionales que giran en torno al producto local y a la temporada. En ella conviven los clásicos de chacinas serranas —jamón, queso de cabra, lomo, chorizo o morcilla— con tapas frías que remiten a la cocina de toda la vida: boquerones en vinagre, anchoas, ensaladilla rusa o berenjenas con miel. El apartado de ensaladas introduce un punto más fresco, desde la tradicional mixta hasta opciones como la ensalada de pulpo o la de pimientos asados, elaboradas con verduras del propio huerto. Entre los platos calientes destacan los guisos y cazuelas: sopa de picadillo, callos, estofado o arroz en paella, además de especialidades de campo como las migas, servidas solas o completas con chorizo, morcilla, huevo y pimientos. El recetario de pescados mantiene la línea casera con elaboraciones como la rosada frita o a la plancha, los calamares o la pata de pulpo a la brasa, que aporta un guiño más actual. Pero si algo define la cocina de la casa son las carnes: desde el rabo de toro hasta el cordero guisado, pasando por platos de parrilla como el secreto, la presa o el solomillo ibérico, las chuletitas de cordero o los pinchitos de cerdo y pollo. También hay hueco para combinaciones más populares, como los platos combinados o el plato de los montes, con lomo, huevo, patatas y chorizo, o las carnes al ajillo, imprescindibles en cualquier mesa de venta serrana. El apartado dulce ofrece una amplia selección de postres caseros elaborados en la propia cocina: flan, arroz con leche, tocino de cielo, tarta de queso, milhojas o crema catalana, junto a propuestas más golosas como la tarta de tres chocolates o la tarta Kinder. La historia de la Venta Cueva del Gato arranca en 1976, cuando los padres de Miguel Ángel Aguilar Mesa decidieron abrir las puertas de lo que entonces era una granja familiar en las afueras de Benaoján. El entorno natural del paraje, cada vez más visitado por excursionistas y curiosos atraídos por la cueva y el río Guadiaro, hizo que muchos se acercaran a pedir algo de comer. De aquellos primeros guisos improvisados con conejos, gallinas y productos del campo nació la venta que hoy se mantiene viva medio siglo después. La casa familiar fue transformándose poco a poco en restaurante: primero con un pequeño salón, luego con cocina y comedor, hasta convertirse en el establecimiento rural que es hoy, a pie de carretera y rodeado de vegetación. Actualmente, e l negocio lo gestionan Miguel Ángel y su esposa, que viven allí junto a sus dos hijos. Ambos han conservado la línea de cocina tradicional que dio origen al proyecto Su clientela es diversa: viajeros que llegan atraídos por la naturaleza, senderistas que visitan la Cueva del Gato y también familias locales que repiten por el ambiente hogareño y el producto. En los meses cálidos, la familia amplía el proyecto con El Gato Verde, una terraza estival situada sobre una explanada junto al río Guadiaro. El espacio, reconocido por la Guía Repsol como una de las 12 terrazas más especiales junto a ríos de España, combina cócteles, conciertos y cocina informal. El ambiente, más desenfadado, se inspira en los festivales al aire libre, con mesas de madera, luces colgantes y música en directo. Su kebab andaluz en mollete de Benaoján se ha convertido en emblema veraniego. Ahora, con el cambio de estación, la actividad vuelve al interior de la venta, donde los guisos, el fuego y el sonido del río recuperan protagonismo. El paraje de la Cueva del Gato, en el término municipal de Benaoján, es uno de los enclaves más espectaculares del interior malagueño. La poza conocida como Charco Frío, de aguas cristalinas, marca el punto en el que el río Gaduares reaparece a la superficie tras su recorrido subterráneo desde Montejaque. El entorno está protegido como monumento natural de Andalucía y forma parte del Parque Natural Sierra de Grazalema , lo que convierte a la venta en un punto de referencia para quienes buscan gastronomía, paisaje y tranquilidad. En definitiva, Venta del Gato es un proyecto familiar que resume la esencia de la Serranía de Ronda: producto local, paisaje y hospitalidad. Un refugio donde se come bien, se duerme con el rumor del río y se respira naturaleza. Y cuando llega el verano, su hermana pequeña —El Gato Verde— abre junto al Guadiaro para mantener vivo el mismo espíritu, pero bajo las estrellas.


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