Tuesday 28 October 2025
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eldiario - 3 hours ago

Un año de la dana: los bulos que nos confundieron durante la catástrofe

En las horas críticas, se trasladó a la ciudadanía una sensación de caos, que desgastó la credibilidad de la respuesta institucional e incluso la dificultó en ciertos momentosHemeroteca - Los bulos y falsedades sobre la DANA de València: de los “cientos” de cadáveres de Bonaire a la demolición de los pantanos Centenares de muertos dentro de los coches sumergidos en el aparcamiento del centro comercial de Bonaire (Aldaia, Valencia). Despu s de un a o, a n persiste en parte de la opini n p blica la idea de que las autoridades escondieron datos acerca del n mero real de v ctimas de la dana que afect a varias comunidades del este peninsular en 2024. Plagada de bulos como este, la desinformaci n que circul tras la cat strofe no fue un mero ruido de fondo. Marc la discusi n p blica, condicion las expectativas que se ten an de la ayuda que recibieron los afectados y erosion la confianza en las instituciones. Estaba dise ada para confundir. La desinformaci n es un fen meno global y no exclusivamente asociado a las situaciones de emergencia comunicativa. No obstante, es en estos contextos cuando la informaci n falsa encuentra un caldo de cultivo ideal para viralizarse. El bulo del aparcamiento supuso el 20,3 % de todos los que circularon en relaci n con las cifras de v ctimas y fallecidos. El desmentido lleg de las autoridades, de las fuerzas de seguridad del Estado y de las verificadoras de noticias, pero lleg tarde y no tuvo el alcance deseado. M s bulos Adem s de las supuestas manipulaciones de cifras, un 14,6 % de todas las informaciones falsas atacaban al Gobierno de Espa a, a organismos independientes como C ritas o Cruz Roja, o a entidades dependientes de la Administraci n como la Unidad Militar de Emergencias o la Agencia Estatal de Meteorolog a. Se traslad a la ciudadan a una sensaci n de caos, que desgast la credibilidad de la respuesta institucional e incluso la dificult en ciertos momentos. Asimismo, naturaliz la circulaci n de consignas de extrema derecha ( solo el pueblo salva al pueblo ). Al igual que ocurre con el mito del aparcamiento, muchos ciudadanos siguen creyendo a n hoy que la dimensi n de las inundaciones se dio por la demolici n de las presas de la poca de Franco . Otras falsas narrativas apuntaron a teor as conspirativas que atribu an la dana a un ataque HAARP el HAARP es un sistema de radiotransmisi n que investiga la ionosfera, una capa de la atm sfera terrestre , a la malversaci n o desaprovechamiento de la ayuda altruista que llegaba de todo el pa s o a la ca da de los n meros de atenci n de emergencias. De nuevo, todas fueron desmentidas por organismos p blicos y verificadores, sin que pudiera repararse el da o que ya hab an hecho los bulos. Redes y medios, medios y redes El actual contexto de comunicaci n, marcado por la tecnolog a, favorece un tipo de comunicaci n acelerada y superficial. La lucha por la atenci n, librada entre los medios de comunicaci n y las nuevas autoridades informativas surgidas en torno a las redes sociales (influencers), agudiza los problemas en los momentos en los que m s necesaria es una informaci n de calidad. Favorecen exageraciones, datos descontextualizados y pr cticas sensacionalistas que distan mucho de un periodismo informativo serio. Las redes sociales, abiertas y cerradas, fueron el principal canal de distribuci n de la desinformaci n tras la dana. Alrededor del 50 % de los bulos surgieron y circularon por X, Facebook, Instagram, TikTok, WhatsApp y Telegram. Un 28 % del total fueron producidos o amplificados en entornos period sticos. El 22 % restante no tuvo un origen claro, pero pudieron rastrearse tanto en medios de comunicaci n como en redes. Estas cifras indican el efecto de c mara de eco que describe la literatura cient fica y revelan la complejidad y dimensi n del problema. Qui n y con qu fin En el origen de la desinformaci n sobre la dana hay una mezcla de perfiles an nimos, desaparecidos tras infectar con mentiras el entorno comuni de influencers sin formaci n period stica, que solo buscaban su cuota de atenci n, y de figuras medi ticas sin escr pulos, que nicamente persegu an repercusi n p blica. Es dif cil apuntar a un nico, o suficientemente concreto, qui n . Las empresas que administran las redes sociales son opacas a la hora de explicar c mo funcionan sus algoritmos de gesti n de contenidos. A su vez, los medios de comunicaci n son reacios a entonar el mea culpa cuando contribuyen a propagar informaci n falsa. Los bulos son mensajes emocionales que desplazan a los hechos en la explicaci n de la realidad. Por ello tienen una capacidad de impacto en la opini n p blica que ha sido definida como diagonalista. Es decir, alcanzan (casi por igual) a personas que se ubican a la derecha y a la izquierda del espectro ideol gico, ya que estas ven superadas sus capacidades de an lisis racional. Si hacemos creer a la opini n p blica que el sistema est corrupto, en realidad estar preparada para creer mensajes autoritaristas, que ensalzan valores antidemocr ticos y que, en ocasiones, defienden abiertamente las dictaduras. Qu podemos hacer? Las consecuencias de los bulos de sobre la dana fueron reales: poblaci n que tom decisiones vitales basadas en informaci n falsa, trabas a la respuesta a la cat strofe de las Administraciones p blicas y un desprestigio generalizado de las instituciones que todav a persiste. Es a todas luces imprescindible regular el funcionamiento tico de plataformas y medios, invertir en la formaci n de una ciudadan a cr tica y bien informada y exigir responsabilidades a quienes contaminan con fines peligrosos a la opini n p blica. Este art culo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.


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