Wednesday 29 October 2025
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abc - 19 hours ago

Detenido por agresión sexual a un niño de 11 años en el parque: «Estamos enamorados. Nos conocimos por TikTok hace un año»

Un hombre de 29 años y vecino de Carabanchel ha sido detenido in fraganti cuando cometía una presunta agresión sexual a un menor de solo 11 años. La colaboración ciudadana ha sido fundamental para apresar al delincuente, quien manifestó, con total naturalidad, que tanto él como su víctima, presente, estaban «enamorados». El sujeto fue trasladado a la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. El relato de los hechos es estremecedor. Según ha podido saber ABC, todo comenzó a las seis menos cuarto de la tarde del pasado domingo, 26 de octubre. Una mujer que se encontraba con su familia disfrutando de un día en los jardines del palacio de la finca de Vista Alegre, en la calle del General Ricardos, 179, se dio de bruces con una imagen que no olvidará en su vida: «Hay un hombre de unos 40 años besándose en la boca con un menor», fue su llamada de alerta. Inmediatamente, agentes de la Policía Municipal de Madrid, adscritos a la Comisaría Integral del Distrito de Carabanchel, se presentaron en el parque, dentro de la popular quinta. La testigo manifestó lo antes relatado y añadió que vio al niño y al sospechoso «demasiado acaramelados, sin parecer padre e hijo ni que tuviesen ningún parentesco». Explicó que ambos se habían «desviado hacia una zona apartada, para esconderse, para taparse entre unos árboles». Fue cuando les vio besarse y llamó a la Policía. Los funcionarios le preguntaron la ubicación exacta y la vestimenta de ambos, pero es que, además, la mujer les enseñó unas fotos que les había hecho, en las que, efectivamente, se les veía dándose un beso y al adulto tocándole el trasero al niño. Los policías municipales llamaron a la UFAM y les enviaron las imágenes. Dieron una batida por la zona y encontraron a los dos en una zona escondida, entre árboles y arbustos, donde se escondieron el menor y el adulto sin que se percataran de la presencia de los uniformados. En ese momento, les interceptaron. Les preguntaron qué hacían allí tan ocultos y de qué se conocían, momento en el que el crío, de manera rápida y apresurada, como si trajera la respuesta aprenda, dijo: «Es mi tío». Lo manifestó mientras miraba al supuesto agresor sexual como pidiendo su confirmación. Pero este agachó la cabeza y pidió a los agentes «hablar a solas». «No es mi sobrino -reconoció-, es un amigo. Nos conocimos hace un año por TikTok y, desde hace dos meses, estamos quedando. Nos comunicamos por WhatsApp. Al principio, no le dije mi edad ni que era tan mayor, pero al cabo de unos meses sí le conté la verdad». También afirmó que «solo» habían «quedado en algunas ocasiones desde primeros de octubre». Dos en Vista A otras dos en el parque del R y, esa tarde, también en los jardines de la quinta de Carabanchel. El relato del individuo, nacido en Colombia, guardaba aún más sorpresas, inciden fuentes de la investigación. «Sé que está mal, pero es que lo amo. Tengo necesidad de darle besos de amor, en la boca y en el cuello. Aún no hemos tenido relaciones sexuales con penetración. No entiendo por qué hacéis esto -reprochó a los agentes-; en mi país, es normal tener relaciones con personas tan jóvenes». Lo llevaron a un punto alejado del niño, con el que también se entrevistaron. El crío insistió en que Juan, el adulto, era su tío, y se puso a llorar al ver que le habían puesto las esposas. «Es amor, es mi amor. No lo entiendo, el amor es amor. Nos conocemos desde hace un año. Esta relación solo la sabe un amigo mío, porque me da miedo de que se entere mi madre, que es un poco homófoba». En ese momento, se presentó un vigilante de la finca de Vista Alegre y afirmó que había visto llegar a ambos esa tarde, pero no que se percató de nada aunque guardaba las imágenes de seguridad, tanto las de esa tarde como las del fin de semana de primeros de octubre, cuando el propio arrestado había dicho que también estuvieron allí. Paralelamente, le pidieron al niño el móvil de la madre, para avisarlas. «Por favor, no le digáis la edad de Juan ni que nos damos besos en el cuello y en la boca, porque se va a disgustar», pedía el pequeño. Los agentes le dijeron a la mujer que adquiera allí, mientras que el agresor era trasladado a la UFAM, en la calle del Doctor Federico Rubio y Galí. «Déjenme despedirme de él -insistía el menor-. De verdad que lo amo, puede ser la última vez que lo vea. No quiero nada malo para él, lo amo. Hemos quedado entre diez y doce veces [contradiciendo al colombiano, que habló de solo cinco ocasiones]. Siempre ha sido bueno conmigo, me ha tratado con muchísimo amor. Nunca hemos tenido relaciones sexuales. En dos ocasiones, nos hemos masturbado mutuamente y nos hemos dado besos y abrazos». Es fácil imaginarse cómo se tomó la madre lo ocurrido. Llegó muy nerviosa y rompió a llorar, desconsolada. «Pensé que mi hijo estaba con un amigo montando en bicicleta», declaró. Mientras, el menor comenzó a llorar de nuevo y a decir: «No me puedo creer que sea la ultima vez que vaya a verle y no poder darle el ultimo beso. ¿Cuándo salga podré estar con él o no voy a poder verle nunca más?». Tal era su alienación. Madre e hijo lloraron juntos, mientras que ella le preguntaba: «¿Por qué no me has contado anda? Soy tu madre, y por encima de todo te quiero, te hubiera ayudado en esta situación». Y el niño le repitió todo lo que le acababa de decir a los municipales, excepto lo referente a las masturbaciones. Ya en la sala de espera de la Ufam, le dijo a su progenitora: «Toda la familia de Juan conoce la relación», algo que transmitió ella a los investigadores. La Policía Científica tomó muestras de ADN del cuello del menor y el sujeto quedó acusado de agresión sexual a menor de 16 años.


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