eldiario - 3 days ago

La artista aterriza en España con un show que demuestra que el infierno no es eterno, que puede no elegirse, se puede bailar en él si aprendemos a hacerlo, pero para ello hay que enfrentarlo, y cantar hasta reventarloEntrevista - Henry Kamen, historiador: “Unamuno y su generación eran unos completos ignorantes de la historia de España” Lady Gaga ha te ido de rojo el Palau Sant Jordi para acoger a sus monstruos este martes, en el primero de los tres conciertos que va a dar en Barcelona esta semana, parte de su gira The Mayhem Ball. El escenario lo copa una fortaleza, la fortaleza que instantes despu s la artista demostrar que es suya. Su lugar, su hogar, su reino y su legado a la vez. La cantante aguarda en la pantalla que copa la parte superior, invitando al p blico a su show, a su casa. Una casa en la que ella pone las normas, en la que su cuerpo de baile arranca enjaulado. En la que brota el fuego, en la que cuelgan ngeles. Y solo le hacen falta dos canciones para demostrar que la nica forma de afrontar lo que est a punto de suceder es entregarse, sin verg enza, dispuesto a llorar, a sudar, a crecer. Antes del gran comienzo, emite una advertencia desde los luminosos, desdoblada en una Lady Gaga vestida de rojo y con el pelo negro a la izquierda, y ella misma, a la derecha, vestida de blanco, con un ramo de rosas del mismo color en las manos. Con ellas introduce el concepto que marca su tour, The art of personal chaos [El arte del caos personal]. Un caos que no deja espacio ni comp s sin contenido, sin vibraci n, sin adrenalina ni permitir apenas segundos para coger aire. Sin treguas, ni sin sentidos. Lady Gaga brinda un concierto generoso, exhausto, acogedor, demoledor, oscuro y a la vez tremendamente luminoso. Su entrada es en lo alto de una especie de altar de terciopelo rojo, vestida del mismo color, mientras entona Bloody Mary. La m sica de la artista consigue colarse hasta la m dula del p blico en apenas dos temas, y termina de hechizarlo con su Abracadabra. Arriba las manos! , pide poco tiempo despu s desde el centro de la escena, donde es secundada adem s de por sus bailarines, por la banda que tambi n habita su castillo. Del rojo viaja al verde con el que culmina el primero de los cuatro actos que componen su performativa propuesta. Y es que su propuesta no solo va de cantar una canci n tras otra, aqu se cuenta una historia como si de una pera se tratara, en la que cantante combate su caos, se hace a n m s fuerte, y con ella, todos sus feligreses, a los que m s adelante llamar peque os monstruos . Poker face, uno de sus temas m s emblem ticos, cierra el ya demoledor cap tulo inicial. El sue o g tico El segundo acto, And She Fell Into A Gothic Dream [Y ella cay en un sue o g tico], lo inaugura Perfect Celebrity, con Lady Gaga semienterrada ahora vestida de blanco, y peluca rubia. Le rodean cad veres descolocados, cubiertos de tierra. De su particular fosa brotan igualmente varios de sus bailarines, que hacen brotar sus cuerpos al ritmo de Disease. Puedo ser tu ant doto esta noche , canta mientras pelea con el dolor, los anclajes al pasado que es mejor olvidar, los venenos tengan al forma que tengan que en su show materializa con un ser vestido de rojo, como si del mism simo demonio se tratara. De ah pasa a enfrentarse a las trampas de la fama con su canci n Paparazzi, con una potente y angustisa puesta en escena. La artista recorre la pasarela haciendo fuerza contra un eterno velo blanco que quiere hacerle retroceder, a la fuerza. Y con mucha. Ella camina portando una especie de muletas de metal en sus brazos, que parece que pueden ayudarla, pero que demuestran que la popularidad no es ligera, tiene un peso que aun as , acaba venciendo, armadura mediante, con los brazos en alto, para dar paso a LoveGame y otro de los temas m s ic nicos y laureados , Alejandro, subida en lo alto de uno de los laterales de su fortaleza. Lady Gaga despliega todos los recursos posibles para dominar el caos, incluidas las guitarras el ctricas, que ella tambi n toca transform ndola en una extensi n de ella misma, en The Beast. La hermosa pesadilla Como si de la Reina de Corazones se tratara, la artista arranca el tercer acto, The Beautiful Nightmare That Knows Her Name [La hermosa pesadilla que se sabe su nombre], con el escenario presidido por una calavera gigante, ladeada. Un cr neo que el elenco mueve porque puede poseerlo mientras suena Killah. El espect culo en s parece ser una catarsis para la propia Lady Gaga, que en todo momento invita a que tambi n lo sea para sus fans, a los que b sicamente ordena a que griten desga it ndose como lo hace ella, bailando como lo hace ella, levantando los brazos como lo hace ella. Porque en su fortaleza bailan hasta los muertos, los Zombieboy. Desde luego, la est tica del show parece haber sido concebido para el tercero de los conciertos que va a dar en Barcelona, este viernes, coincidiendo con Halloween, pero un Halloween en el que la artista consigue posee hasta el terror, sin temerlo, sin romantizarlo, sin idealizarlo, posey ndolo. Y acaba el acto con Applause y Just Dance para rematar el exorcismo. El reinado definitivo El baile de los muertos da paso al ltimo acto del concierto, Every Chessboard Has Two Queens [Todo tablero de ajedrez tiene dos reinas]. Shadow of a Man y Kill for love son los temas que lo introducen, con la cantante y compositora luciendo pelo gris y un traje militar, negro con bordados blancos. Este cap tulo incluye uno de los momentos m s en rgicos del show, gracias a Born this way y, sobre todo, su dedicaci n a toda la comunidad queer: Esto es para vosotros, vuestro orgullo, amor, coraz n, libertad. Os queremos . Pero lo m s impactnate estaba a n por llegar, con el tridente Millions reasons, Shallow y Die with a smile. Este ltimo con ella por fin al piano. En especial con los dos primeros temas, en los que canta para vencer a ese otro yo que para cada uno puede tener una forma, significado y entidad, pero del que nadie se libra, y cuesta intentarlo que arrastra, que encadena al dolor, a la ansiedad, a la angustia, al desasosiego, que ciega para no dejar la nica raz n que necesitamos para quedarnos de la que habla de Million Reasons, o de las profundidades de las que alejarse de las que ahonda Shallow. Lady Gaga resignifica con ellas el descenso a los infiernos hasta cantarle al amor en Die With a Smile y volver a sus inicios con Dance in the Dark, porque en el fondo Lady Gaga siempre ha mirado de frente a lo m s oscuro, a lo doloroso, a lo que entristece, a los demonios que a veces, por mucho que cueste reconocerlo, intentan y de vez en cuando consiguen poseernos. Quiz s sea por esa misma raz n filetes y looks extravagantes mediante y su torrente de voz, con unos graves tan caracter sticos, con un registro que alcanza unos agudos de los que tambi n logran resonar por dentro, que invitan a creer en la victoria. El infierno no es eterno, puede no elegirse, se puede bailar con l si aprendemos a hacerlo, pero para ello hay que enfrentarlo, y cantar hasta reventarlo.

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