Wednesday 29 October 2025
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eldiario - 10 hours ago

La extrema derecha marca el paso en Países Bajos pese a su fracaso en el Gobierno

El seguidismo de los medios con el partido de Wilders garantiza que su agenda marque el paso de la política neerlandesa y domine las eleciones del miércolesPaíses Bajos acude a las urnas con una ultraderecha desbocada Los neerlandeses vuelven a votar este mi rcoles. Otra vez! Ser n ya las novenas elecciones a la c mara legislativa en lo que va de siglo. Los Pa ses Bajos se han convertido, en cierto modo, en la Italia del siglo XXI, diezmados por la fragmentaci n pol tica, la inestabilidad institucional y la radicalizaci n (acompa ada, cada vez m s, de la violencia). Estos comicios son el resultado directo de esta fragmentaci n e inestabilidad. El ultraderechista Partido de la Libertad (PVV), liderado por Geert Wilders, domin la m s reciente coalici n gobernante, pero aun as la ech abajo en julio, tras solo un a o en el poder. Las m ltiples lecciones que los medios, partidos y votantes neerlandeses han aprendido de esta tumultuosa experiencia es relevante m s all del pa s, ya que la mayor a de Estados europeos se enfrentan a un reto similar: c mo lidiar con el creciente xito electoral, ideol gico y pol tico de la extrema derecha. Al igual que al resto de la gente, a los medios de Pa ses Bajos les cogi por sorpresa que Wilders dejara caer a su gobierno y han tratado de entender la maniobra. En comparaci n con 2002, cuando una coalici n a n m s ca tica se desmoron en solo 12 semanas, hoy se debate mucho menos si la extrema derecha debe tener un rol en la pol tica nacional. Casi como si fuera imposible imaginar el futuro de Pa ses Bajos sin su presencia. Esto no resulta sorprendente, pues la mayor a de los medios neerlandeses siguen siendo rehenes (voluntariamente, en buena parte) de la ultraderecha. Aunque Wilders apenas se deja ver en los medios, es el pol tico del que m s se habla en televisi n. Y su ausencia ha supuesto la sobreexposici n medi tica del l der del partido de derecha radical JA21, Joost Eerdmans. Adem s, el cambio de liderazgo t ctico en el tambi n ultraderechista Foro para la Democracia (FVD), donde Lidewij de Vos ha sucedido a Thierry Baudet, ha logrado exactamente el efecto deseado: volver a poner el foco sobre el partido. Los partidos neerlandeses han ayudado a normalizar y racionalizar la extrema derecha, en gran medida. Algunos de la derecha han descartado entrar en coalici n con Wilders y el PVV, pero no por la ideolog a anticonstitucional del personaje, sino por su comportamiento inmaduro e irresponsable . De hecho, los partidos de derechas han aprobado medidas de extrema derecha en el Parlamento tras la salida de Wilders. Entre ellas, la pol tica de asilo m s estricta de la historia , una nueva (y m s f rrea) prohibici n del burka e incluso un veto a antifa . Este ltimo impulsado, sorprendentemente, por el FVD, el nico de los partidos de extrema derecha supuestamente apartado del poder por un cord n sanitario, al menos a escala nacional. Centristas, pero no tanto Incluso los pol ticos centristas siguen normalizando a la ultraderecha. El partido D66 de Rob Jetten, liberal en lo social, se ha escorado a la derecha en cuestiones como la cultura y la inmigraci n para sumarse a una especie de patriotismo comunitario, y no descarta gobernar con el JA21 o el partido de los agricultores radicalizados, el BBB. El l der de Izquierda Verde/Laboristas, Frans Timmermans, ha endurecido sus pol ticas sobre migraci n, hablado de un problema con los refugiados e incluso ha aparecido en el programa de televisi n favorito de la extrema derecha, Vandaag Inside, para fastidio de buena parte de la leal audiencia del espacio. Sin embargo, y como de costumbre, los votantes parecen preferir el original al n mero creciente de copias de extrema derecha. Aunque el PVV ha perdido algo de apoyo en torno a un 4% respecto a las ltimas elecciones sigue siendo la formaci n m s popular del pa s. Buena parte de esa volatilidad viene de la implosi n de dos de los partidos m s nuevos, el BBB y Nuevo Contrato Social, de Pieter Omtzigt, que formaban parte de la coalici n saliente y ahora tienen unos porcentajes de intenci n de voto del 2,5% y el 0%, respectivamente. Sus apoyos parecen haber ido a parar (o regresado) principalmente a los democristianos (CDA), que parece que ser n los grandes ganadores. La izquierda sigue sin poder sortear el dominio de la extrema derecha en los medios, especialmente en los programas de debates El conservador VVD, el antiguo partido del ex primer ministro Mark Rutte, que ha dominado la pol tica holandesa en lo que va de siglo, empeora su resultado de 2023, ya desmejorado, y cae alrededor de un tercio en beneficio del ultra JA21, principalmente. La izquierda sigue sin poder sortear el dominio de la extrema derecha en los medios, especialmente en los programas de debates. Pese a su uni n, los Verdes y laboristas, siguen estancados y con apoyos menores. Las encuestas se alan que los movimientos de electores se producen dentro de los tres bloques electorales: extrema derecha, centroderecha e izquierda. Los tres mantienen apoyos similares a los que ten an el 35%, el 40% y el 25%, respectivamente , pero entre los extremistas de derecha, JA21 aparece ahora en segundo lugar (tras el PVV), y en el centroderecha, el CDA, y posiblemente el D66, superen al VVD. Encuestas dudosas Claro que las encuestas pueden fallar, y en Pa ses Bajos cada vez lo hacen m s porque aumenta el n mero de electores que no se decide hasta la misma jornada electoral. Pero aun as , nadie duda de que el proceso para construir una nueva coalici n ser largo y arduo, incluso para los est ndares neerlandeses. Casi todos los partidos han vetado a Wilders, pero algunos (como el VVD) tambi n descartan acuerdos con el centroizquierda. As que, incluso si los verdes y socialistas pasan a ser los primeros entre los partidos dem cratas , Timmermans a n necesitar a que el VVD cambiase de opini n para ser el primer ministro de una amplia coalici n de centroderecha. La otra posibilidad es que el l der democristiano, Henri Bontebal, encabece un ejecutivo de centroderecha sin tantos roces personales, pero igualmente inestable. Pase lo que pase, una cosa ya est clara: pese a su fracaso a la hora de gobernar, la extrema derecha todav a tiene un poder magn tico sobre el pa s. La pol tica partidaria sigue fragmentada y dominada por la creciente aceptaci n general y normalizaci n de los marcos y figuras pol ticas de la extrema derecha. Los partidos dem cratas liberales destinan m s energ as a pelearse entre s que a la ultraderecha. Y aunque el cord n sanitario no se rompa, no alcanza a todos los partidos extremistas (como el JA21) y rechaza su comportamiento, m s que su ideolog a. Estas tendencias tambi n son visibles en el Parlamento Europeo y en muchos otros pa ses del continente.


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