Wednesday 29 October 2025
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eldiario - 2 days ago

Romper pero no componer

Puigdemont escenifica su distancia del Gobierno, anuncia que Junts pasa a la oposición -como si alguna vez hubiera sido Gobierno-, pero apostilla que votará en el Congreso las iniciativas que le convengan. Es decir, lo que ha hecho siempre. Nada cambia, de momento: ni moción de censura ni exigencia de adelanto electoral Puigdemont, tras romper con Sánchez: “No ayudaremos a este Gobierno ni a ningún otro que no ayude a Catalunya” En pol tica, como en la vida, las relaciones estables no acaban de la noche a la ma ana. Las inestables, s . Lo que exist a entre Junts y el PSOE nunca fue un compromiso sincero, sino pura conveniencia. Una UTE (Uni n Temporal de Empresas) de esas que se juntan para hacer las grandes construcciones de obra p blica por pura conveniencia para obtener un beneficio. En ocasiones, hab a gestos de acercamiento y en ocasiones, de distanciamiento. Igual que en esas parejas cuyo nexo est lleno de sobresaltos, el v nculo entre junteros y socialistas siempre tuvo m s turbulencias que armon a. T me prestas tus 7 diputados y yo te concedo la amnist a. Lo dem s, ya lo saben: un tira y afloja primero con las lenguas oficiales, luego con las competencias en inmigraci n y ahora con la multirreincidencia o la okupaci n, siempre con la infrafinanciaci n de m sica de fondo. El caso es que Carles Puigdemont -que para algo es el jefe supremo- ha decidido, con el aval un nime de la direcci n de su partido, poner fin a la convivencia nunca pac fica con los de S nchez y cortar por lo sano. Ni negociaciones en Suiza -19 reuniones en 22 meses- ni tampoco en el Congreso. El ex molt honorable anuncia solemnemente que pasa a la oposici n, como si alguna vez hubiera sido Gobierno, pero advierte que votar a favor en el Parlamento solo de las iniciativas que le convengan. Es decir, lo que ha hecho siempre, ya que los junteros nunca fueron socios estables y mucho menos leales. De hecho, han votado con el bloque de la derecha en contra del impuesto a las el ctricas, la reducci n de la jornada laboral o el tope a los alquileres. Siempre insistieron, adem s, en que nunca cerraron un acuerdo de legislatura, sino para la investidura de S nchez. As que, pese a la escenificaci n de lo que llaman ruptura para conquistar los titulares del d a, no parece que vaya a haber grandes cambios en el horizonte cercano, m s all de que la falta de apoyos parlamentarios del Gobierno ser desde ahora m s evidente y ruidosa. La ltima treta del de Waterloo tiene m s que ver con el partido de S lvia Orriols que con el de Pedro S nchez y con el tacticismo electoral que con los supuestos incumplimientos del Gobierno, aunque raz n no le falte en que los tiempos del presidente el Gobierno no son los suyos propios y en ocasiones haya pretendido gobernar como si tuviera la mayor a absoluta de la que carece. Pedro S nchez podr ocupar poltronas, pero no podr gobernar, podr tener poder, pero no podr ejercer el gobierno , ha subrayado Puigdemont en el final de una intervenci n en la que no ha admitido preguntas de los periodistas y de la que en ning n momento se ha desprendido que Junts pretenda descabalgar al Gobierno de S nchez con una moci n de censura impulsada por PP y Vox. Ni Junts est por la labor de hermanarse con un partido que busca su ilegalizaci n ni Vox quiere saber del independentismo contra el que naci . Romper para no componer algo diferente es permanecer en la misma pantalla donde se estaba, ya que Puigdemont se ha abstenido de pedir siquiera un adelanto electoral para sumarse a la cantinela de los de Feij o y los de Abascal. Ser esa la siguiente pantalla? A saber. De momento, en el Gobierno y en el PSOE han reaccionado con aparente serenidad y convencidos de que la pen ltima performance de Puigdemont no supone el final de nada, sino solo un bache m s en una relaci n que siempre tuvo altibajos y que los de S nchez no quieren dar, en absoluto, por acabada. Todo lo contrario, ya que la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda ha reiterado la disposici n al entendimiento y defendido la mano tendida y el di logo con todas las formaciones pol ticas que, pese a las discrepancias, ha permitido encontrar puntos de uni n y avanzar en beneficio del conjunto de la ciudadan a . No parece que por la cabeza de los socialistas sobrevuele siquiera aplicar la estrategia del contacto cero para cortar toda comunicaci n con el causante de la quiebra. Unos lo llaman perversi n y otros, conveniencia que, en definitiva, es la nica motivaci n por la que empez esta ag nica historia. Continuar


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