eldiario - 2 days ago

Entre abusos y desahucios, y a falta de una intervención pública que garantice por igual seguridad a propietarios e inquilinos, el mercado de alquiler sigue siendo una jungla donde la única seguridad hoy es colectiva, la autodefensa inmobiliaria Hace un a o buscaba yo un piso de alquiler. Un d a llam a primera hora de la ma ana al tel fono de un anuncio reci n publicado. S , alquilo un piso, pero ya me han llamado treinta personas antes que t , me avis el propietario. Ah, entonces ya est alquilado , respond resignado, pero no tan r pido: No, no lo tengo alquilado, solo digo que hay otras treinta personas que tambi n lo quieren , me dijo el due o, y a adi unos puntos suspensivos en forma de silencio. Colgu de inmediato, pues el mensaje entre l neas era: Qu me ofreces t que no me puedan dar los otros treinta? Que empiece la subasta . No s en qu momento normalizamos que el alquiler de un piso incluya una subasta entre interesados, un casting de candidatos y pasar por varias horcas caudinas. Tambi n hemos normalizado que, una vez ganada la puja (ofreciendo m s garant as, una n mina m s fiable, un aval bancario o m s renta), superado el casting y pasadas todas las humillaciones, te impongan adem s condiciones abusivas: un mes extra de fianza, un seguro de hogar, gastos de gesti n y lo que te pongan por delante firmar. Tanto lo hemos normalizado que hay empresas cuyo negocio se basa en la arbitrariedad, la desesperaci n y el abuso. Y sin ning n disimulo, con anuncios en radio y televisi n: prometen seguridad , pero solo para una parte, el propietario, mientras al inquilino se le pone por delante un contrato que suena a eso tan familiar en Internet y apps: He le do y acepto las condiciones . Sin le rtelas, claro, o ley ndolas pero d ndolas por buenas, porque si no te gustan, hay otros treinta esperando. Dice la empresa Alquiler Seguro, amenazada ahora de multa, que todo lo que los inquilinos firmamos y pagamos es voluntario , sin imposiciones . Y tienen raz n: el mercado de alquiler se basa en la libertad de las partes y la voluntariedad. Nadie te obliga a alquilar ese piso, t eliges. Nadie te obliga a pagar un servicio de atenci n al inquilino , un seguro de hogar, un estudio de solvencia econ mica y todos los gastos por devoluci n de recibos o reclamaciones judiciales. Soltar por adelantado 4.000 euros para alquilar un piso de 1.000 euros mensuales es voluntario : puedes pagarlo y entrar a vivir, o no pagarlo y buscarte otro piso. As de f cil, d nde est el abuso, que no lo veo. Que alguien le explique a Alquiler Seguro que la ley (que impide cobrar al inquilino honorarios, gestiones no solicitadas y otros gastos) tambi n es voluntaria : si no quieres cumplirla, puedes dedicarte a otro negocio. Lo que no va a ser voluntaria es la multa que te va a caer, listo. Bien por el Ministerio de Consumo en este caso. *** Para quien no hay alquiler seguro es para Maricarmen, la vecina madrile a amenazada de desahucio tras vivir toda la vida en el mismo piso de renta antigua. El fondo que compr la vivienda quiere echarla, despu s de ofrecerle una subida de alquiler que le har a pagar m s que la pensi n que recibe. Una subida que por supuesto es voluntaria : si no le gusta, que se busque otro piso, anda que no hay pisos en Madrid. D nde est el alquiler seguro para Maricarmen? La nica seguridad se la dan sus vecinos, que la acompa an, y el Sindicato de Inquilinas que denunci su caso y llam a la movilizaci n para defenderla. Solo la presi n ciudadana ha conseguido paralizar el desahucio por un tiempo. De la misma forma que nuestro alquiler seguro frente a los abusos de propietarios y empresas lo defienden organizaciones de consumidores como FACUA, denunciante de Alquiler Seguro (como tambi n lo denunci el Sindicato de Inquilinas). Solos no podemos: de forma individual quedamos a merced de la voluntariedad del mercado. La nica seguridad en esta jungla a d a de hoy es la seguridad colectiva, asociarnos al Sindicato, a FACUA y a otras formas de autodefensa inmobiliaria. Pero necesitamos un alquiler seguro de verdad, para todos los ciudadanos: una intervenci n p blica que garantice por igual seguridad a propietarios e inquilinos, para vencer el miedo de los primeros y acabar con la desesperaci n de los segundos. Para que no echen a Maricarmen, ni sigan abusando de quienes necesitamos un piso. Mientras no llega, yo me voy leyendo Casas, el nuevo libro de Jos Manuel L pez Rodrigo que promete propuestas realistas desde la convicci n y la esperanza de que la crisis de vivienda s se puede solucionar . Yo tambi n lo creo.

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