Tuesday 28 October 2025
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eldiario - 3 days ago

¿Estamos viviendo en una era dorada de la estupidez?

Desde los vídeos brain rot hasta la inquietante inteligencia artificial, cada avance tecnológico parece dificultar el trabajo, la memoria, el pensamiento y el funcionamiento independiente“Ahora me siento menos agotado”: cinco personas nos cuentan qué les funciona para usar menos el móvil Al entrar en el Media Lab del Instituto Tecnol gico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, el futuro parece un poco m s cercano. Las vitrinas exhiben prototipos de creaciones extra as y maravillosas, desde diminutos robots de escritorio hasta una escultura surrealista creada por un modelo de inteligencia artificial al que se le pidi que dise ara un juego de t hecho con partes del cuerpo. En el vest bulo, un asistente de clasificaci n de residuos con inteligencia artificial llamado Oscar te indica d nde colocar tu taza de caf usada. Cinco pisos m s arriba, la investigadora cient fica Nataliya Kosmyna ha estado trabajando en interfaces cerebro-ordenador port tiles que espera que alg n d a permitan a las personas que no pueden hablar, debido a enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotr fica, comunicarse utilizando su mente. Kosmyna dedica gran parte de su tiempo a leer y analizar los estados cerebrales de las personas. Otro proyecto en el que est trabajando es un dispositivo port til un prototipo parece unas gafas que puede detectar cu ndo alguien se est confundiendo o perdiendo la concentraci n. Hace unos dos a os, comenz a recibir correos electr nicos inesperados de desconocidos que le contaban que hab an empezado a utilizar grandes modelos de lenguaje como ChatGPT y que sent an que su cerebro hab a cambiado como resultado. Sus recuerdos no parec an tan buenos, era eso posible?, le preguntaban. A la propia Kosmyna le hab a sorprendido lo r pido que la gente hab a empezado a confiar en la IA generativa. Se dio cuenta de que sus compa eros de trabajo utilizaban ChatGPT en el trabajo, y las solicitudes que recib a de investigadores que esperaban unirse a su equipo empezaron a parecer diferentes. Sus correos electr nicos eran m s largos y formales y, a veces, cuando entrevistaba a los candidatos en Zoom, notaba que hac an pausas antes de responder y miraban hacia otro lado. Se preguntaba, sorprendida, si estaban utilizando la IA para ayudarse. Y si estaban utilizando la IA, hasta qu punto entend an las respuestas que daban? Junto con algunos colegas del MIT, Kosmyna puso en marcha un experimento en el que se utilizaba un electroencefalograma para monitorizar la actividad cerebral de las personas mientras escrib an ensayos, ya fuera sin ayuda digital, con la ayuda de un motor de b squeda en Internet o con ChatGPT. Descubri que cuanto m s ayuda externa ten an los participantes, menor era su nivel de conectividad cerebral, por lo que aquellos que utilizaban ChatGPT para escribir mostraban una actividad significativamente menor en las redes cerebrales asociadas al procesamiento cognitivo, la atenci n y la creatividad. En otras palabras, independientemente de lo que las personas que utilizaban ChatGPT sintieran que estaba pasando dentro de sus cerebros, los esc neres mostraban que no estaba ocurriendo gran cosa. A los participantes en el estudio, todos ellos matriculados en el MIT o en universidades cercanas, se les pregunt , justo despu s de entregar su trabajo, si pod an recordar lo que hab an escrito. Casi nadie del grupo de ChatGPT pudo citar nada , dice Kosmyna. Eso era preocupante, porque acababas de escribirlo y no recordabas nada . Kosmyna tiene 35 a os, viste a la moda con un vestido camisero azul y un collar grande y multicolor, y habla m s r pido de lo que la mayor a de la gente puede pensar. Seg n observa, escribir un ensayo requiere habilidades que son importantes en nuestra vida en general: la capacidad de sintetizar informaci n, considerar perspectivas contrapuestas y construir un argumento. Estas habilidades se utilizan en las conversaciones cotidianas. C mo vas a lidiar con eso? Vas a decir algo como: Eh... puedo mirar mi tel fono? , dice. El experimento fue peque o (54 participantes) y a n no ha sido revisado por pares. Sin embargo, en junio, Kosmyna lo public en l nea, pensando que otros investigadores podr an encontrarlo interesante, y luego sigui con su d a, sin saber que acababa de crear un frenes medi tico internacional. Adem s de las solicitudes de los periodistas, recibi m s de 4000 correos electr nicos de todo el mundo, muchos de ellos de profesores estresados que sienten que sus alumnos no est n aprendiendo adecuadamente porque utilizan ChatGPT para hacer sus deberes. Les preocupa que la IA est creando una generaci n capaz de producir trabajos aceptables, pero sin conocimientos tiles ni comprensi n de la materia. Seg n Kosmyna, el problema fundamental es que, tan pronto como aparece una tecnolog a que nos facilita la vida, estamos evolutivamente preparados para utilizarla. A nuestro cerebro le encantan los atajos, est en nuestra naturaleza. Pero el cerebro necesita fricci n para aprender. Necesita tener un reto . Si el cerebro necesita fricci n, pero tambi n la evita instintivamente, es interesante que la promesa de la tecnolog a haya sido crear una experiencia de usuario sin fricciones , para garantizar que, siempre que pasemos de una aplicaci n a otra o de una pantalla a otra, no encontremos resistencia. La experiencia de usuario sin fricciones es la raz n por la que, sin pensarlo, descargamos cada vez m s informaci n y trabajo en nuestros dispositivos dig es la raz n por la que es tan f cil caer en los agujeros negros de Internet y tan dif cil salir de es la raz n por la que la IA generativa ya se ha integrado tan completamente en la vida de la mayor a de las personas. Sabemos, por nuestra experiencia colectiva, que una vez que te acostumbras a la ciberesfera hipereficiente, el mundo real, lleno de fricciones, resulta m s dif cil de manejar. As que evitas las llamadas telef nicas, utilizas las cajas autom ticas, lo pides todo desde una aplicaci n; recurres a tu tel fono para hacer los c lculos que podr as hacer de cabeza, para comprobar un dato antes de tener que rebuscarlo en tu memoria, para introducir tu destino en Google Maps y viajar de A a B con el piloto autom tico. Quiz s dejas de leer libros porque mantener ese tipo de concentraci n te parece una fricci n; quiz s sue as con tener un coche aut nomo. Es este el amanecer de lo que la escritora y experta en educaci n Daisy Christodoulou denomina una sociedad est pida , un paralelo a una sociedad obes gena, en la que es f cil volverse est pido porque las m quinas pueden pensar por ti? La inteligencia humana es demasiado amplia y variada como para reducirla a palabras como est pida , pero hay se ales preocupantes de que toda esta comodidad digital nos est costando muy cara. En los pa ses econ micamente desarrollados de la Organizaci n para la Cooperaci n y el Desarrollo Econ micos (OCDE), las puntuaciones de Pisa, que miden la lectura, las matem ticas y las ciencias de los j venes de 15 a os, tendieron a alcanzar su m ximo alrededor de 2012. Si bien a lo largo del siglo XX las puntuaciones de CI aumentaron a nivel mundial, quiz s debido a un mejor acceso a la educaci n y a una mejor nutrici n, en muchos pa ses desarrollados parecen haber disminuido. La inteligencia humana es demasiado amplia y variada como para reducirla a palabras como estúpida , pero hay señales preocupantes de que toda esta comodidad digital nos está costando muy cara La ca da de las puntuaciones en las pruebas y el CI es objeto de un acalorado debate. Lo que es m s dif cil de discutir es que, con cada avance tecnol gico, profundizamos nuestra dependencia de los dispositivos digitales y nos resulta m s dif cil trabajar, recordar, pensar o, francamente, funcionar sin ellos. Solo los desarrolladores de software y los traficantes de drogas llaman a la gente usuarios , murmura Kosmyna en un momento dado, frustrado por la determinaci n de las empresas de inteligencia artificial de impulsar sus productos al p blico antes de que comprendamos plenamente los costes psicol gicos y cognitivos. En el mundo online, en constante expansi n y sin fricciones, t eres ante todo un usuario: pasivo, dependiente. En la era naciente de la desinformaci n y los deepfakes generados por la IA, c mo mantendremos el escepticismo y la independencia intelectual que necesitaremos? Cuando aceptemos que nuestras mentes ya no nos pertenecen, que simplemente no podemos pensar con claridad sin la ayuda de la tecnolog a, cu ntos de nosotros quedar n para resistir? Si empiezas a decirle a la gente que te preocupa lo que las m quinas inteligentes est n haciendo a nuestros cerebros, corres el riesgo de que, en un futuro no muy lejano, todo el mundo se r a de lo anticuado que eres. S crates tem a que la escritura debilitara la memoria de las personas y fomentara solo una comprensi n superficial: no la sabidur a, sino la presunci n de sabidur a , un argumento que se asemeja mucho a muchas cr ticas a la IA. Lo que ocurri en cambio fue que la escritura y los avances tecnol gicos que le siguieron la imprenta, los medios de comunicaci n, la era de Internet hicieron que cada vez m s personas tuvieran acceso a m s informaci n. M s personas pod an desarrollar grandes ideas y compartirlas m s f cilmente, lo que nos hizo m s inteligentes e innovadores, tanto a nivel individual como colectivo. Despu s de todo, la escritura no solo cambi la forma en que accedemos y retenemos la informaci n, sino que tambi n cambi nuestra forma de pensar. Una persona puede realizar tareas m s complejas con un cuaderno y papel a mano que sin ellos: la mayor a de las personas no pueden calcular 53.683 dividido por 7 en su cabeza, pero podr an intentar hacer una divisi n larga en papel. No podr a haber dictado este art culo, pero escribir me ayud a organizar y aclarar mis pensamientos. Como seres humanos, somos muy buenos en lo que los expertos denominan descarga cognitiva , es decir, utilizar nuestro entorno f sico para reducir nuestra carga mental, lo que a su vez nos ayuda a realizar tareas cognitivas m s complejas. Imag nese lo dif cil que ser a funcionar cada d a sin un calendario o recordatorios en el tel fono, o sin Google para recordar todo por usted. En el mejor de los casos, las personas inteligentes que trabajan en colaboraci n con m quinas inteligentes lograr n nuevas haza as intelectuales y resolver n problemas dif ciles: ya estamos viendo, por ejemplo, c mo la IA puede ayudar a los cient ficos a descubrir nuevos medicamentos m s r pidamente y a los m dicos a detectar el c ncer de forma m s temprana y eficaz. La complicaci n es que, si la tecnolog a realmente nos est haciendo m s inteligentes, convirti ndonos en m quinas eficientes de procesamiento de informaci n, por qu pasamos tanto tiempo sinti ndonos tontos? El a o pasado, brain rot (pudrici n cerebral) fue nombrada palabra del a o por Oxford University Press, un t rmino que captura tanto la sensaci n espec fica de estupidez que nos invade cuando pasamos demasiado tiempo navegando por basura en Internet como el contenido corrosivo y agresivamente tonto en s mismo, los memes sin sentido y el galimat as de la IA. Cuando sostenemos nuestros tel fonos, en teor a tenemos la mayor parte del conocimiento acumulado del mundo al alcance de la mano, as que por qu pasamos tanto tiempo arrastrando nuestros ojos por basura? Una de las cuestiones es que nuestros dispositivos digitales no han sido dise ados para ayudarnos a pensar de forma m s eficiente y casi todo lo que encontramos en Internet ha sido dise ado para captar y monetizar nuestra atenci n. Cada vez que coges el tel fono con la intenci n de realizar una tarea sencilla, discreta y potencialmente enriquecedora, como consultar las noticias, tu cerebro primitivo de cazador-recolector se enfrenta a una industria tecnol gica multimillonaria dedicada a desviarte de tu objetivo y mantener tu atenci n, pase lo que pase. Para ampliar la met fora de Christodoulou, del mismo modo que una de las caracter sticas de una sociedad obesog nica son los desiertos alimentarios barrios enteros en los que no se puede comprar comida saludable , gran parte de Internet son desiertos informativos, en los que el nico alimento disponible para el cerebro es basura. Del mismo modo que en una sociedad obesogénica hay desiertos alimentarios —barrios enteros en los que no se puede comprar comida saludable—, gran parte de Internet son desiertos informativos, en los que el único alimento disponible para el cerebro es basura A finales de los a os 90, la consultora tecnol gica Linda Stone, que trabajaba como profesora en la Universidad de Nueva York, se dio cuenta de que sus alumnos utilizaban la tecnolog a de forma muy diferente a sus colegas de Microsoft, donde tambi n trabajaba. Mientras que sus colegas de Microsoft eran disciplinados a la hora de trabajar con dos pantallas una para el correo electr nico, por ejemplo, y otra para Word o una hoja de c lculo , sus alumnos parec an intentar hacer 20 cosas a la vez. Acu el t rmino atenci n parcial continua para describir el estado estresante e involuntario en el que a menudo nos encontramos cuando intentamos alternar entre varias actividades que exigen un gran esfuerzo cognitivo, como responder a correos electr nicos mientras estamos en una llamada de Zoom. Cuando o por primera vez este t rmino, me di cuenta de que, como la mayor a de las personas que conozco, vivo la mayor parte de mi vida en un estado de atenci n parcial continua, ya sea mirando con culpa mi tel fono cuando deber a estar jugando con mis hijos, o distra do incesantemente por mensajes de texto y correos electr nicos cuando intento escribir, o tratando de relajarme mientras veo Netflix y simult neamente hago la compra online, pregunt ndome por qu me siento tan relajado como una cena recalentada en el microondas. La multitarea digital nos hace sentir productivos, pero a menudo es una ilusi n. Tienes la falsa sensaci n de estar al tanto de todo sin llegar nunca al fondo de nada , me dice Stone. Tambi n te hace sentir permanentemente nervioso: un estudio que realiz revel que el 80% de las personas experimentan apnea de pantalla cuando revisan sus correos electr nicos: se quedan tan atrapadas en las interminables notificaciones que se olvidan de respirar correctamente. Tu sistema de lucha o huida se regula al alza, porque est s constantemente tratando de estar al tanto de todo , dice, y esta hipervigilancia tiene un coste cognitivo: nos hace m s olvidadizos, peores a la hora de tomar decisiones y menos atentos. La multitarea digital te da una falsa sensación de tener todo bajo control sin llegar nunca al fondo de nada Linda Stone — profesora en la Universidad de Nueva York La atenci n parcial continua ayuda a explicar tanto el deterioro cerebral como el estado mental porque qu es sino una sobrecarga cognitiva, el punto en el que dejas de resistirte al aluvi n de distracciones digitales y permites que tu cerebro descanse en las c lidas y turbias aguas de Internet? como la existencia misma de la basura online. Al fin y al cabo, lo que importa a las empresas tecnol gicas desde el punto de vista financiero no es que quieras leer lo que est s leyendo, o que te encante lo que escuchas o lo que est s viendo, sino que no quieras o no puedas alejarte. Por eso los servicios de streaming como Netflix producen pel culas insulsas y formulistas que se etiquetan eufem sticamente como visionado casual y est n dise adas literalmente para espectadores que no est n realmente viendo, y las listas de reproducci n de Spotify est n llenas de m sica gen rica de archivo de artistas falsos, para proporcionar m sica de fondo, ambientes Chill Out o Party , para oyentes que no est n realmente escuchando. En resumen, el Internet moderno no te convierte necesariamente en un idiota, pero sin duda te prepara para actuar como tal. En este clima es donde ha llegado la IA generativa, con una oferta totalmente novedosa. Hasta hace poco, solo se pod a externalizar el recuerdo y parte del procesamiento de datos a la tecnolog a; ahora se puede externalizar el propio pensamiento. Dado que pasamos la mayor parte de nuestra vida sinti ndonos sobreestimulados y agotados, no es de extra ar que muchos hayan aprovechado la oportunidad de dejar que un ordenador haga m s cosas que antes hac amos nosotros mismos, como escribir informes de trabajo o correos electr nicos, o planificar unas vacaciones. A medida que pasamos de la era de Internet a la era de la IA, lo que consumimos no solo es informaci n cada vez m s de bajo valor y ultraprocesada, sino tambi n informaci n que est esencialmente predigerida, presentada de una manera dise ada para eludir funciones humanas importantes, como evaluar, filtrar y resumir informaci n, o considerar realmente un problema en lugar de limitarse a la primera soluci n que se nos presenta. Michael Gerlich, director del Centro de Prospectiva Corporativa Estrat gica y Sostenibilidad de la SBS Swiss Business School, comenz a estudiar el impacto de la IA generativa en el pensamiento cr tico porque observ que la calidad de los debates en el aula hab a disminuido. A veces propon a a sus alumnos un ejercicio en grupo y, en lugar de hablar entre ellos, se quedaban sentados en silencio, consultando sus ordenadores port tiles. Habl con otros profesores, que hab an observado algo similar. Gerlich realiz recientemente un estudio en el que participaron 666 personas de diferentes edades y descubri que quienes utilizaban la IA con m s frecuencia obten an puntuaciones m s bajas en pensamiento cr tico. (Como l mismo se ala, hasta la fecha su trabajo solo proporciona pruebas de una correlaci n entre ambos: es posible que las personas con menor capacidad de pensamiento cr tico sean m s propensas a confiar en la IA, por ejemplo). Al igual que muchos investigadores, Gerlich cree que, si se utiliza de la manera adecuada, la IA puede hacernos m s inteligentes y creativos, pero la forma en que la mayor a de la gente la utiliza produce trabajos insulsos, poco imaginativos y cuestionables desde el punto de vista factual. Una de las preocupaciones es el llamado efecto de anclaje . Si se plantea una pregunta a la IA generativa, la respuesta que da lleva al cerebro por un camino mental determinado y hace que sea menos probable que se consideren enfoques alternativos. Siempre utilizo el ejemplo siguiente: imagina una vela. Ahora, la IA puede ayudarte a mejorar la vela. Ser la m s brillante que haya existido jam s, durar m s tiempo, ser muy barata y tendr un aspecto incre ble, pero nunca se convertir en una bombilla , afirma. Para pasar de la vela a la bombilla se necesita a una persona con capacidad de pensamiento cr tico, alguien que pueda adoptar un enfoque ca tico, desestructurado e impredecible para resolver problemas. Cuando, como ha ocurrido en muchos lugares de trabajo, las empresas implementan herramientas como el chatbot Copilot sin ofrecer una formaci n adecuada en IA, corren el riesgo de crear equipos de fabricantes de velas aceptables en un mundo que exige bombillas de alta eficiencia. Tambi n existe la cuesti n m s importante de que los adultos que utilizan la IA como atajo se han beneficiado al menos de haber pasado por el sistema educativo en los a os anteriores a que fuera posible conseguir un ordenador que escribiera los deberes por ellos. Una reciente encuesta brit nica revel que el 92% de los estudiantes universitarios utilizan la IA y que alrededor del 20% la han utilizado para escribir toda o parte de una tarea. En estas circunstancias, cu nto est n aprendiendo? Siguen las escuelas y universidades estando preparadas para formar pensadores creativos y originales que construyan sociedades mejores y m s inteligentes, o el sistema educativo va a producir drones sin mente, cr dulos y escritores de ensayos de IA? Hace algunos a os, Matt Miles, profesor de psicolog a en un instituto de Virginia (Estados Unidos), fue enviado a un programa de formaci n sobre tecnolog a en las escuelas. A los profesores se les mostr un v deo en el que una estudiante es sorprendida mirando su tel fono durante las clases. En el v deo, ella levanta la vista y dice: Cre is que solo estoy en TikTok o jugando. En realidad, estoy en una sala de investigaci n hablando con un investigador del agua de Botsuana para un proyecto . Es rid culo. Se lo ense as a los ni os y todos se r en, verdad? , dice Miles. Alarmados por la desconexi n entre la visi n que tienen los responsables pol ticos de la tecnolog a en la educaci n y lo que los profesores ve an en las aulas, en 2017 Miles y su colega Joe Clement, que ense a econom a y gobierno en el mismo instituto, publicaron Screen Schooled, un libro en el que se argumentaba que el uso excesivo de la tecnolog a est embruteciendo a los ni os. Desde entonces, se han prohibido los tel fonos inteligentes en sus aulas, pero los alumnos siguen trabajando con sus ordenadores port tiles. Un ni o nos dijo algo que me pareci muy perspicaz: Si me veis con el tel fono, hay un 0% de posibilidades de que est haciendo algo productivo. Si me veis con el ordenador port til, hay un 50% de posibilidades , cuenta Miles. Hasta la pandemia, muchos profesores se mostraban acertadamente esc pticos sobre los beneficios de introducir m s tecnolog a en las aulas, observa Faith Boninger, investigadora de la Universidad de Colorado, pero cuando los confinamientos obligaron a las escuelas a pasar a la ense anza online, se cre una nueva normalidad y las plataformas tecnol gicas educativas como Google Workspace for Education, Kahoot! y Zearn se hicieron omnipresentes. Con la difusi n de la IA generativa surgieron nuevas promesas de que podr a revolucionar la educaci n y marcar el comienzo de una era de aprendizaje personalizado para los estudiantes, al tiempo que se reduc a la carga de trabajo de los profesores. Sin embargo, casi todas las investigaciones que han encontrado beneficios en la introducci n de la tecnolog a en las aulas est n financiadas por la industria de la tecnolog a educativa, y la mayor a de las investigaciones independientes a gran escala han descubierto que el tiempo que se pasa frente a la pantalla obstaculiza el rendimiento. Ser capaz de buscar algo en Google y dar la respuesta correcta no es conocimiento Joe Clement — profesor de economía en un instituto y coautor de Screen Schooled Por ejemplo, un estudio global de la OCDE revel que cuanto m s utilizan los estudiantes la tecnolog a en las escuelas, peores son sus resultados. Simplemente no hay pruebas independientes a gran escala de la eficacia de estas herramientas... En esencia, lo que est ocurriendo con estas tecnolog as es que estamos experimentando con los ni os , afirma Wayne Holmes, profesor de estudios cr ticos de inteligencia artificial y educaci n en el University College de Londres. La mayor a de las personas sensatas no entrar an en un bar y se encontrar an con alguien que les dijera: Oye, tengo una nueva droga. Es muy buena para ti , y la probar an sin m s. Por lo general, esperamos que nuestros medicamentos se sometan a pruebas rigurosas y que nos los receten profesionales. Pero, de repente, cuando hablamos de tecnolog a educativa, que aparentemente es muy beneficiosa para el desarrollo del cerebro de los ni os, no sentimos la necesidad de hacer eso . Lo que preocupa a Miles y Clement no es solo que sus alumnos est n permanentemente distra dos con sus dispositivos, sino que no desarrollen habilidades de pensamiento cr tico y conocimientos profundos cuando las respuestas r pidas est n a solo un clic de distancia. Antes, Clement sol a hacer a su clase preguntas como En qu lugar cre is que se encuentra Estados Unidos en t rminos de PIB per c pita? y guiaba a sus alumnos mientras estos se devanaban los sesos buscando la soluci n. Ahora, alguien habr buscado la respuesta en Google antes incluso de que l haya terminado la pregunta. Saben que los alumnos utilizan ChatGPT constantemente y se molestan si no se les proporciona una copia digital de sus tareas, porque entonces tienen que escribir en lugar de copiar y pegar las preguntas relevantes en un asistente de IA o en la barra de b squeda de Google. Ser capaz de buscar algo en Google y dar la respuesta correcta no es conocimiento , afirma Clement. Y tener conocimientos es incre blemente importante para que, cuando escuches algo cuestionable o tal vez falso, pienses: Un momento, eso contradice todos los conocimientos que tengo que dicen lo contrario, no? . No es de extra ar que haya un mont n de idiotas por ah que piensan que la Tierra es plana. Si lees un blog sobre la Tierra plana, piensas: Ah, eso tiene mucho sentido , porque no tienes ning n conocimiento ni comprensi n . Internet ya est inundado de conspiraciones y desinformaci n, algo que solo empeorar a medida que la IA alucine y produzca falsedades plausibles, y le preocupa que los j venes no est n preparados para navegar por l. Durante la pandemia, cuenta Miles, encontr a su hijo peque o llorando sobre la tableta que le hab a dado el colegio. Su hijo estaba haciendo un ejercicio de matem ticas online y en l le ped an sumar seis usando el menor n mero posible de fichas de uno, tres y cinco. E l segu a sugiriendo usar dos tres, y el ordenador le dec a que estaba equivocado. Miles prob con uno y cinco, y el ordenador lo acept . Es el tipo de pesadilla que se tiene con una IA no humana, verdad? , observa Miles: los estudiantes a menudo abordan los temas de formas inesperadas e interesantes, pero las m quinas tienen dificultades para lidiar con la idiosincrasia. Sin embargo, al escuchar su historia, me llam la atenci n otro tipo de pesadilla. Quiz s el amanecer de la nueva era dorada de la estupidez no comience cuando nos sometamos a m quinas superinteligentes, sino cuando entreguemos el poder a las m quinas tontas.


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