Monday 13 October 2025
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abc - 3 days ago

Cómo proteger la salud mental: diez asignaturas pendientes para superar el estigma de ir al psicólogo

Desde la pandemia el interés por la salud mental no solo se ha normalizado sino que ha crecido de forma exponencial. Se aprecia en el aluvión de libros publicados sobre psicología, desarrollo personal y autocuidado, en las apuestas editoriales de los medios de comunicación , en los temas tratados en pódcasts, en los contenidos de las redes sociales , especialmente en las cuentas de instagram y Tik Tok de los principales divulgadores, en talleres, cursos y retiros y en decenas de formatos creados en los últimos años para dar visibilidad tanto a la salud mental como al bienestar físico, mental y emocional. Desde distintos frentes, tanto políticos como sociales y sanitarios, se insiste en la importancia de cuidar la salud mental y en la necesidad de normalizar y visibilizar un sufrimiento que, aunque no sea visible como las enfermedades físicas, provoca un profundo malestar en quienes lo padecen. Y parece que en este sentido se ha avanzado pues ya se habla sobre el tema sin tapujos. Sin embargo, aún quedan unos cuantos escollos por superar. Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, hacemos un repaso de algunas de las reflexiones que en la actualidad forman parte de la conversación y que son objeto de análisis y estudio para seguir mejorando. La salud mental puede llegar a representar hasta el 8% del coste total de la nómina anual, generando una presión significativa sobre la rentabilidad y la operativa de las empresas. Según los datos de ifeel, las empresas que invierten de manera proactiva en la salud mental de los empleados obtienen una mejora en sus finanzas, lo que resulta en una ventaja competitiva respecto a otros actores del mercado que no ven la salud mental como un activo estratégico. La detección temprana de los casos de alto riesgo de baja por salud mental, así como la intervención clínica personalizada, permiten a las organizaciones reducir en un 20% sus costes asociados a la salud mental, ayudando a reforzar su sostenibilidad financiera y su capacidad de atraer y fidelizar el talento , según las conclusiones que se desprenden del estudio de ifeel. Con este informe, ifeel pone en valor la importancia de abordar este problema como parte de la cultura empresarial, ya que la salud mental se ha convertido en un factor crítico dentro de las organizaciones. Durante años, esta cuestión ha permanecido oculta y en muchos casos sigue siendo invisible pese a su efecto directo en la economía. De hecho, según datos recientes, el coste total del absentismo laboral en España es de 81.574 millones de euros al año (equivalente al 5,4% del PIB) y la salud mental es ya la segunda causa de baja laboral en nuestro país. La soledad es una realidad que no distingue de edades, género ni situación social. Aunque a menudo se asocia exclusivamente a las personas mayores, los datos muestran que afecta de manera transversal a toda la población, desde jóvenes hiperconectados digitalmente hasta adultos invisibilizados en su entorno. «La soledad no tiene edad. No podemos seguir reduciéndola a un problema exclusivo de la vejez, porque atraviesa a toda la sociedad. Reconocerla y hablar de ella sin estigmas es el primer paso para poder generar vínculos más humanos, que nos protejan y nos ayuden a cuidar de nuestra salud mental colectiva», explica Yaiza Sanz, CEO de Somos Estupendas, espacio de psicología y bienestar. La soledad no significa únicamente ausencia de compañía, sino la falta de conexión genuina y vínculos profundos . Este sentimiento puede convertirse en uno de los principales factores de riesgo para la salud mental, asociado a depresión, ansiedad, pensamientos autolesivos o ideación suicida. De hecho, casi la mitad de quienes sufren soledad no deseada reconocen haber tenido pensamientos de este tipo, según el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada. Además de los riesgos, es importante destacar que el apoyo social actúa como un potente factor protector. Para las personas, contar con redes de apoyo emocional y sentirse vistas, escuchadas y comprendidas son necesidades básicas que impactan directamente en su bienestar psicológico. En una sociedad marcada por la hiperconexión digital y las relaciones efímeras, recuperar los vínculos de calidad es un desafío urgente. «Romper el estigma en torno a la soledad pasa por comprenderla como una experiencia universal, no como un fracaso personal. La vergüenza, la culpa o la sensación de insuficiencia solo agravan el aislamiento. Se necesita colectivizar el problema y abordarlo como una cuestión social que afecta a todas las etapas de la vida», plantean en Somos estupendas. Contar con una red de apoyo emocional y pedir ayuda profesional cuando se necesita son las dos claves que destacan en las campaña #YoSoyTuParaguas con la que la Fundación Universitaria San Pablo CEU quiere impulsar la conversación social sobre importancia de la salud mental. Por eso el símbolo de la campaña es un paraguas que representa ese refugio que se abre para protegernos juntos cuando fuera arrecia la tormenta. A ella se ha sumado el seleccionador nacional de fútbol, Luis de la Fuente, quien invita a poner el foco en la importancia de «rodearse siempre de buenas personas» y de pedir ayuda cuando se necesita: «Al igual que levantas la mano cuando estás cansado, tienes que levantar la mano para pedir ayuda, hablar o cuidar de ti». Igualmente el seleccionador nacional de baloncesto, Chus Mateo, plantea que «en el baloncesto, como en la vida, lo importante no es anotar, es jugar en equipo, apoyarse, escuchar al compañero cuando más lo necesita». Y en el marco de esta campaña el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, Tomás Chivato, propone en recordar la importancia de valorar la salud mental como parte integral de la reconocer las emociones y desarrollar estrategias para soste romper el estigma y hablar de salud mental sin actuar ante señales de alerta y pedir ayuda, algo que no es señal de debilidad sino de fortaleza emo fomentar encuentros verdaderos o reducir el tiempo con las pantallas. Y, por supuesto, ser el paraguas de alguien que lo necesite. Aunque la salud mental ha dejado de ser un tema silenciado, aún arrastra prejuicios y estigmas que frenan el acceso a la ayuda. Tanto es así que el hecho de ir a terapia se sigue viendo como una falta de fortaleza. Según un estudio elaborado por Unobravo, servicio de psicología online y Dynata, el 51% de los españoles percibe la salud mental como una debilidad y un tema incómodo frente a un 18% que considera que a día de hoy se puede hablar sobre ello de manera abierta y natural. De hecho, casi un tercio de la población (28%) considera que la salud mental sigue siendo un tema tabú y que no se aborda de forma suficientemente abierta. Esta percepción es especialmente fuerte entre las personas de 35 a 55 años (32%), mientras que entre los más jóvenes, de 20 a 34 años, el porcentaje desciende al 20%. Esto lleva a pensar, según plantea Francisco Rivera, Manager Clínico de Unobravo en España, que es fundamental seguir trabajando en la educación emocional y la sensibilización social para que las personas puedan sentirse validadas y apoyadas en sus procesos. En lo que respecta a los factores que más influyen en la salud mental - para aquellos que participaron en el estudio - el trabajo ocupa el primer lugar (35%), seguido de la sensación de estancamiento o falta de propósito vital (31%), una percepción que resulta especialmente significativa entre los jóvenes de 20 a 24 años, donde llega al 47%. A continuación se sitúan la ansiedad y la depresión (29%), la baja autoestima y la ansiedad social (27%) y, finalmente, la soledad (21%). Hay un interés creciente por cuidar el bienestar psicológico, según se desprende de las conclusiones de la segunda edición del estudio de Triodos Bank sobre Conductas sostenibles de la población española sobre sus preferencias en finanzas, movilidad, consumo, ahorro energético o bienestar personal . El informe revela que más de la mitad de la sociedad (52,2 %) declara tomar algún tipo de medida para cuidar su bienestar psicológico, lo que supone aumento significativo respecto al 38,9 % de 2024. En este sentido los datos muestran que el cuidado de la salud mental no se distribuye de forma homogénea en la población. Las mujeres (85,4 %) y las personas mayores de 65 años (90,7 %) son los grupos que aseguran hacer más por el autocuidado ; mientras que los hombres, las personas jóvenes entre 18 y 25 años y la población con menor nivel educativo son los que menos tienden a autocuidarse. En general ha aumentado el número de personas que considera acudir a terapia como una opción valiosa. Sin embargo el estudio aporta un hecho significativo, ya que el porcentaje de personas que afirman que sí que irían a terapia, pero que no se lo pueden permitir económicamente ha crecido desde el 9,6% al 20% de la población (una de cada cinco personas, por tanto, asegura no poder pagarse una terapia). Convivimos con decenas de avisos diarios: la media es alrededor de 46 notificaciones al día por usuario. Y, claro está, cuantos más avisos, más tiempo de pantalla y más miradas al móvil. Algunas de las supuestas soluciones que se han popularizado en este sentido es apagar las notificaciones. Sin embargo, tal como matiza Patricia Draghici, fundadora de Slow, en realidad la clave no reside en prohibir el uso del teléfono móvil sino en ponerle estructura: decidir cuándo te informas, cómo te llegan los avisos y en qué momentos trabajas sin interrupciones. «Cuando los límites están anclados al calendario y al entorno (no a la fuerza de voluntad), la ansiedad baja y la concentración sube», revela. También se asocia con la ansiedad la práctica conocida como el «doomscrolling» (consumir noticias negativas en bucle), pues el Harvard Health Publishing advierte de que esta práctica fragmenta la atención y dispara el tiempo de pantalla. Por eso aprender a dosificar ese «ruido» se convierte en higiene mental . «Cuando nos intoxicamos de contenido, sobre todo negativo, nuestro cerebro lo vive como un peligro real: la amígdala dispara la alarma, el pulso sube, la respiración se acorta y el sueño se vuelve más superficial. Sostenido en el tiempo, esto alimenta la ansiedad sin que nos demos cuenta y sesga nuestra percepción de la realidad al detectar más amenazas de las que hay.», aporta el Dr. Ángel Durántez, especialista en Medicina Preventiva Proactiva para el Envejecimiento Saludable y director médico de la clínica Neleva. Desde una perspectiva profesional y científica, la belleza, la salud y la ciencia están íntimamente ligadas. «Esta conexión es especialmente evidente en el campo de la dermatología, donde hemos trascendido la idea de que el cuidado de la piel es una cuestión meramente estética para entenderlo como un pilar fundamental de la salud integral de las personas», asegura Isabel Castillejo, directora del Área Médica de L Oreal Dermatological Beauty. Cuando hablamos de salud cutánea, las cifras permiten tomar conciencia de su importancia. Según declara el informe «La Esencialidad de la belleza», realizado en colaboración con la consultora Asteres y publicado este septiembre, a nivel mundial, cerca de 2.000 millones de personas sufren problemas de piel. Una estadística que aterriza en nuestro país de una forma muy contundente: en España, el 83% de la población adulta declara tener alguna afección cutánea, siendo el acné, la dermatitis, el eccema o la alopecia algunas de las más prevalentes. Tal como recuerda Castillejo, la piel es el órgano que, además de protegernos, nos conecta con el mundo y con el interior del organismo y por eso su bienestar influye directamente en el estado psicológico y en la calidad de vida. Así, un estudio del Grupo L Oréal estima que el 30 % de los pacientes dermatológicos también sufre alteraciones psicológicas, asociadas a sus afecciones cutáneas, dado que impactan en la autoestima de cada persona, generando inseguridades y agravando problemas mentales, especialmente cuando afectan al rostro. «Al final, la piel refleja nuestro estado de ánimo y, a su vez, una piel sana refuerza nuestra confianza», recuerda la experta de L Oreal. La conexión entre cuerpo y mente no es un concepto abstracto, sino una realidad científica. Cuando una persona atraviesa estrés, ansiedad o depresión, las hormonas y neurotransmisores que regulan las emociones también afectan los procesos metabólicos y la forma en que el cuerpo almacena o utiliza la energía. Esto puede alterar los hábitos alimentarios, convirtiendo la comida en una vía de escape o consuelo emocional. Para muchas personas perder peso no es un camino fácil, puede implicar una lucha diaria contra nuestra propia mente, lo que refleja cómo la relación entre la obesidad y la salud mental evidencia la profunda conexión entre el bienestar físico y emocional. Pero, hay un faro de esperanza: un estudio realizado recientemente por PronoKal, reveló que el 58% de los encuestados define el « peso saludable » como «aquel que te ofrece salud y bienestar, aunque no sea el peso perfecto». Este cambio de perspectiva refleja una evolución hacia un enfoque más consciente y menos centrado en la báscula. En un mundo acelerado y cada vez más digital, los gestos como regalar un ramo de flores, dejar una nota escrita a mano o preparar un desayuno inesperado se han convertido en pequeños anclajes de humanidad. «Los vínculos y las relaciones afectivas son fundamentales para el bienestar de las personas. De hecho, parecen ser el factor externo clave —junto con la estabilidad laboral—para mantener una buena salud mental», según explica Buenaventura del Charco, psicólogo sanitario y director de Estar Contigo Terapia, que ha lanzado esta reflexión a petición de Flowwow con motivo del Día Mundial de la Salud Mental. De hecho el experto asegura que, aunque los gestos cotidianos no son la única forma de mostrar afecto, sí que es una de las fórmulas más eficaces: «Son gestos con los que las personas se sienten cómodas y entendidas», añade. En un contexto donde las interacciones son cada vez más rápidas y digitalizadas, dedicar tiempo a algo tangible adquiere un valor especial. «Lo sorpresivo, lo diferente, provoca impacto emocional. Dedicar tiempo y tener detalles en un formato analógico y no digital es hoy en día algo escaso, y precisamente por eso tan poderoso», señala el psicólogo. Pero además el experto pone el acento en el factor sorpresa y en la autenticidad pues, según asegura, no todos los gestos emocionales se viven igual. «Un gesto socialmente esperado, como un ramo en un cumpleaños, se percibe de otra forma que uno espontáneo», explica Buenaventura. «En las fechas señaladas toca hacerlo, y aunque sea sincero, puede vivirse como más protocolario. En cambio, un gesto sin motivo aparente se percibe como más genuino y auténtico». La ciencia ha demostrado que la interacción con animales no solo reduce los niveles de cortisol —la hormona del estrés—, sino que también ayuda a bajar la presión arterial, disminuye la sensación de soledad, potencia los vínculos sociales y contribuye a mejorar el estado de ánimo. En España, un reciente estudio señala que 9 de cada 10 españoles (87%) considera que su mascota juega un papel positivo en su salud mental. Estos datos, recogidos en el II Informe sobre hábitos de familias españolas con animales de compañías, impulsado por Santévet, reflejan no solo el valor emocional de las mascotas sino también que su papel terapéutico es cada vez más reconocido. Además, casi un 40% de los españoles considera que su mascota les hace más felices, el 86% de encuestados afirman que la presencia de su animal de compañía les relaja, y dos de cada diez afirman que su compañero de cuatro patas ha formado una parte importante en la recuperación de una enfermedad relacionada con salud mental o ayudándole a tener una mayor capacidad de sobrellevar y superar situaciones difíciles como una ruptura amorosa, un cambio de rumbo profesional, o el fallecimiento de un ser querido.


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