Thursday 30 October 2025
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eldiario - 3 days ago

Henry Kamen, historiador: Unamuno y su generación eran unos completos ignorantes de la historia de España

El historiador británico publica Las dos Españas , un ensayo centrado en desmitificar una cierta visión del país binaria y que se ha ido imponiendo a lo largo de los siglosCarmen Kurtz, la memoria de una generación rota: “Esta vida es una cárcel moral. Me rebelaré siempre” A priori, un libro que se titule Las dos Espa as (Espasa, 2025) puede parecer nada apetitoso a esp ritus poco interesados en el an lisis, a veces obsesivo, de algunos hispanistas respecto a los acontecimientos de la guerra civil espa ola, sin duda una de las grandes tragedias de nuestra historia. Sin embargo, el t tulo lleva una gran carga de fondo y la lectura de este ameno ensayo, con autor a del historiador brit nico afincado en Barcelona Henry Kamen (Rang n, 1936), resulta cuanto menos sorpresiva por el gran af n desmitificador que tiene. No solo respecto al mito de las dos Espa as inmortalizadas en el poema de Machado ( Espa olito que vienes al mundo, / te guarde Dios. / Una de las dos Espa as / ha de helarte el coraz n ), mito cuyo nacimiento Kamen sit a ya en el XVI, en pleno Siglo de Oro otro mito seg n este historiador, pues fue un siglo que, aunque glorioso en lo art stico, result desastroso en lo econ mico, en lo social y en materia de enfermedades y epidemias , si no tambi n al af n desmitificador respecto al concepto historiogr fico de Espa a que tenemos los nativos y residentes en este pa s. El libro quiere ser una invitaci n a quien lo lea a no conformarse con una cierta historia supuestamente oficial y muy asentada, e investigar algo m s lo qu pasaba en Espa a en las distintas pocas , explica Kamen en una conversaci n con elDiario.es a trav s de videoconferencia, que l pide que se realice en catal n para ayudar a desmitificar un poco la presencia omn moda del castellano en nuestra sociedad . Kamen se maneja perfectamente en este idioma, en castellano y l gicamente en ingl s. La Espa a m tica frente a la Espa a real y viva Como se ha dicho y seg n cuenta Kamen, el binarismo dial ctico entre las dos Espa as, la pura, esencial y verdadera y la creada por elementos extranjeros y los enemigos de Espa a, la a veces llamada anti-Espa a, se inicia en pleno siglo XVI, en el debate entre intelectuales, y es un conmigo o contra m que nace de las discusiones sobre temas como las campa as militares en Pa ses Bajos, el coste del Imperio de ultramar o incluso el papel de la Inquisici n en la guarda de las esencias cat licas de la naci n. A este respecto, explica Kamen que los peores enemigos de la Inquisici n eran los propios espa oles, como se ve a trav s de sus escritos, de sus pensamientos y sus actitudes . Tampoco las campa as, por algunos hoy en d a tildadas de gloriosas, del duque de Alba en Pa ses Bajos y Portugal fueron cantadas y loadas en su tiempo, m s bien todo lo contrario: tuvieron muchos cr ticos, incluso dentro de la comunidad espa ola en Flandes. Las guerras en Pa ses Bajos son uno de los temas de debate m s agrios y encendidos entre intelectuales de aquellos tiempos , desvela el historiador. Si hay dos Espa as, una es la m tica y, despu s, la otra es la real, que necesita de los historiadores para explicar que son muchas Espa as y que es muy complejo de explicarla con cuatro definiciones, que es lo que muchos intelectuales han intentado reiteradamente hacer a lo largo de los siglos , reflexiona Kamen. El problema es que nos empujan continuamente al mito de las dos Espa as: la Espa a buena para unos un mito que coincide con la una, grande y libre y la Espa a de los dem s, los enemigos que no reconocen la grandeza de Espa a, que es otro mito , prosigue. Pero hay muchas otras Espa as que no coinciden con estos mitos y, desde mi punto de vista como historiador, opino que estas se han dejado de estudiar intencionadamente en favor de un discurso intelectual simplificador , concluye. La mitificadora Generaci n del 98 Kamen cita en el libro a Unamuno, Men ndez Pidal u Ortega y Gasset no precisamente por sus aportaciones de valor, que reconoce que las tuvieron, sino como perpetuadores interesados del mito de las dos Espa as, de nuevo la pura, esencialista y espiritualmente superior al resto de naciones del mundo y la anti-Espa a perge ada por agentes extranjeros. Apunta a discursos como el del famoso Que inventen ellos! de Unamuno, en el que el pensador vasco se quejaba del odio que, seg n l, otras naciones le profesaban a Espa a y que, tambi n seg n l, era debido a la superioridad de Espa a. El Que inventen ellos! era una forma de decir que, por mucho que progresen las dem s naciones, jam s podr an equipararse con Espa a, que deb a seguir centrada en su camino espiritual. El problema es que nos empujan continuamente al mito de las dos Españas: la España buena para unos —un mito que coincide con la una, grande y libre— y la España de los demás, los enemigos que no reconocen la grandeza de España y que es otro mito Aunque Kamen reconoce que este y otros escritos se producen en un momento de dolor por la p rdida de Cuba y la consciencia de la irrelevancia internacional del pa s a las puertas del siglo XX, reprocha a aquellos intelectuales la falta de fundamento hist rico de su discurso. Cree que se basaban solo en el mito, sin profundizar en el abundante material que desmiente su visi n . A Unamuno, de quien dice que fue m s inteligente que intelectual , le reprocha una manera de intentar explicar c mo un pa s puede fallar hist ricamente cuando realmente para l es el mejor pa s del mundo, el m s perfecto del mundo, algo que los dem s no reconocen . Unamuno pensaba que había una sola España, la suya, y los que no pensaban como él no eran de España, eran enemigos de España y culpables de todos los defectos de España Unamuno pensaba que hab a una sola Espa a, la suya, y los que no pensaban como l no eran de Espa a, eran enemigos de Espa a y culpables de todos los defectos de Espa a , insiste Kamen que, no obstante matiza: Respeto cualquier visi n de Espa a que se quiera tener, incluso la del franquismo y sus descendientes o los nost lgicos del imperio, pero pido que todas estas opiniones sean elaboradas en base a la investigaci n hist rica, que es algo que en Espa a se hace muy poco [se entiende que por parte de los pol ticos] . Unamuno y su generaci n fueron unos completos ignorantes de la historia de Espa a , concluye. Y a ade que durante todos los a os que Franco rigi los destinos de Espa a, esta no dio un solo historiador de relevancia . Los altos costes del Imperio de ultramar De este modo tal vez se descubrir a, como explica Kamen en Las dos Espa as, que la cuota de castellanos en los famosos tercios de Flandes fue minoritaria, es decir que el Capit n Alatriste no es en absoluto representativo del soldado medio espa ol del siglo XVI, donde predominaban los alemanes, los italianos y gente de otras naciones en r gimen de mercenarios. Tambi n que el Imperio no hizo rica a Espa a, sino que m s bien termin por arruinarla a la par que las dem s naciones europeas s se enriquecieron con l. Hay una cosa que Trump tiene claro respecto de Estados Unidos que Espa a no la tuvo nunca, y es que un imperio debe crear riqueza a aquellos que lo crearon, no a aquellos a quienes se encarga su mantenimiento , se ala Kamen, que apunta que mantener el imperio le result terriblemente caro a Espa a, que gast toda su fortuna en tal tarea . Espa a extra a de Am rica las materias primas y despu s buques franceses, ingleses, alemanes, holandeses o portugueses las embarcaban, distribu an y vend an, qued ndose con el grueso del beneficio. Hay una cosa que Trump tiene claro respecto de Estados Unidos que España no la tuvo nunca, y es que un imperio debe crear riqueza a aquellos que lo crearon, no a aquellos a quienes se encarga su mantenimiento En cuanto a la plata del Potos , seg n cuenta el autor, la mayor a fue a parar a las campa as militares en Europa, sin apenas pisar suelo espa ol, puesto que se compraban v veres y armamento al resto de naciones europeas. En el libro cita numerosos ejemplos del desagrado que el imperio produc a en muchos espa oles, que jam s vieron ninguna mejora econ mica ni estructural para el pa s. Al contrario, es a partir del siglo XVI que comienza su vaciamiento, en direcci n a Am rica, a las campa as del duque de Alba o hacia las ciudades. Ni cat lica, ni fan tica ni uniformemente castellana Las dos Espa as busca, en palabras de Kamen, dar una referencia de la bullente complejidad y diversidad espa ola y su gran creatividad, que son cosas que no se reflejan en la visi n general m s extendida . Apunta en el libro cosas como que la presencia espa ola en el resto de Europa a lo largo de los siglos fue importante cita a Vives, a Servet a Fadrique Furiol y otros ; tambi n que el mito de la Espa a ferviente y cat lica es solo eso: un mito. Los españoles siempre han sido muy católicos en sus manifestaciones culturales, pero en el fuero interno lo han sido mucho menos Los espa oles siempre han sido muy cat licos en sus manifestaciones culturales, pero en el fuero interno lo han sido mucho menos, tal como demuestra numeroso material historiogr fico sobre la pobre presencia de la Iglesia en muchas zonas a lo largo de la historia, o sobre la asistencia regular a misa , aclara. Tampoco el peso de la Inquisici n en la vida cotidiana era tal, y depende en qu zonas la mayor parte del pa s en realidad era casi anecd tico. El propio Felipe II, a quien se tilda con frecuencia de fan tico religioso, vio unos pocos autos de fe en su vida, forzado por el protocolo y evitando siempre presenciar las ejecuciones. E incluso cita Kamen el Spain is different que acu el ministerio de Turismo de Fraga en la d cada de los 60 del siglo pasado. No es tan different como siempre se ha querido vender, pero s lo fue en algunos aspectos, porque tuvo la virtud de evitar entrar en dos guerras mundiales, lo que indica curiosamente una visi n de tolerancia global y muy internacionalista, justo lo contrario a lo que predica el mito , explica el historiador. No me gusta demasiado el concepto de Estado español, prefiero hablar de España, de la real, diversa y compleja, y luchar porque en las escuelas se pase a enseñar la verdadera historia de un país que no solo habla y piensa en castellano Finalmente, preguntado por esas dos Espa as interiores, la central y castellana y las perif ricas, en algunos casos con una fuerte entidad nacional propia, Kamen asume que ese problema hist rico existe desde la llegada de la Nueva Planta de Felipe V y su imposici n de la visi n castellana de Espa a, pero cree que la mejor manera de combatirla es a trav s de la educaci n de las futuras generaciones, para convertir la famosa conllevancia orteguiana en comuni n . No me gusta demasiado el concepto de Estado espa ol , dice. Prefiero hablar de Espa a, de la real, diversa y compleja, y luchar porque en las escuelas haya un cambio en el discurso y se pase a ense ar la verdadera historia de una Espa a que no solo habla y piensa en castellano , remacha para concluir.


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