Friday 31 October 2025
Home      All news      Contact us      RSS      English
eldiario - 2 days ago

Las cartas de un miembro de La quinta del Biberón toman vida en un cómic: Ojalá las bombas estuvieran rellenas de chocolate

La novela gráfica Aquí donde estoy reconstruye, a partir del testimonio y la correspondencia de Gabriel León, cómo este tarraconense vivió la guerra con apenas 18 añosHenry Kamen, historiador: “Unamuno y su generación eran unos completos ignorantes de la historia de España” Lo que tendr an que hacer es a las bombas que tiran que les pusieran paraca das a cada una y que estuvieran rellenas de chocolate . Esto es lo que escribi Gabriel Le n Honrubia el 16 de octubre de 1938. Para entonces se acercaba a los cuatro meses batallando junto a los republicanos en el Ebro. Ten a 18 a os y pertenec a a la conocida como quinta del biber n por su corta edad. Miles de j venes como l perecieron en este enfrentamiento, el m s sangriento de la Guerra Civil, orquestado para alargar la contienda e intentar que el conflicto se insertara en la guerra europea que estaba por venir. Las palabras de Le n, nacido en Tarragona el 4 de marzo de 1920, saltan ahora al escenario con la publicaci n de Aqu donde estoy. Un joven en la batalla del Ebro (Astiberri, 2025), una novela gr fica cuyo t tulo referencia la localizaci n siempre inexacta desde la que los combatientes escrib an a sus allegados con la idea de no dar ninguna pista al enemigo en caso de que las misivas fueran interceptadas. Escrita por Mar a Castro y dibujada por Tyto Alba, la obra supone un testimonio tan fiel como cruento de lo que en aquellos meses calurosos de verano se sufri a las orillas del Ebro. Castro lleg de forma fortuita a Le n. Adem s, una carambola de la vida hizo que la primera vez que lo visitara en Tarragona fuera acompa ada de su hijo, quien ten a la misma edad que el antiguo combatiente cuando le llamaron a filas. Lo nico que te puedo decir es que no fui voluntario , le dijo Le n a Castro al principio de su encuentro, cuando l ya ten a 99 a os. Le n no solo segu a tan l cido como siempre lo hab a estado, sino que se conservaba en una buena forma f sica que le permiti recorrer algunos de los lugares del antiguo frente de batalla con los nuevos visitantes que con tanto ah nco quer an conocer su historia. En un momento dado, Montse, su hija, puso encima de la mesa un total de 54 cartas, todas las que conservaba de aquel verano de 1938 remitidas por Le n a su madre y hermanas, mayormente. Detalle de una página de la novela gráfica Aquí donde estoy Cuando vi todo lo que hab a pens que era algo que no me pod a quedar para m , que era un testimonio que hab a que recoger de alguna manera, como si fuera una especie de compromiso tico que sellas en ese justo momento contigo misma , recuerda la guionista. Una juventud arruinada por la guerra De la historia de Le n estremece el sacrificio que le acompa a partir de aquellos reci n cumplidos 18 a os. Pas de no poder votar, ir al cine o al cabaret, a estar en primera l nea del frente, escuchando c mo las balas silbaban sobre su cabeza, y luego a estar castigado por el franquismo cuatro a os haciendo la mili , ilustra la misma Castro. Todo aquello sucedi desde finales de julio de 1938 hasta noviembre, recuerda David Alegre, profesor de Historia Contempor nea de la Universitat Aut noma de Barcelona. El 25 de julio Le n cruz el r o agarrado al borde de una barca. Estuvo 115 d as en la batalla. Las cartas de Gabriel León han sido el material para crear la novela gráfica Aquí donde estoy El tambi n experto en la historia sociocultural de las guerras recuerda que operaciones como la del Ebro estaban orientadas a ganar tiempo: Los republicanos sab an que no ganar an nada militarmente, solo persegu an un golpe de efecto a nivel pol tico para que la Guerra Civil se enmarcara en un conflicto europeo donde los apoyos internacionales se decantaran por la Rep blica . Alegre, autor de la minuciosa investigaci n reci n publicada Verdugos del 36. La maquinaria del terror en la Zaragoza golpista (Cr tica, 2025), subraya que las condiciones en las que se vieron obligados a luchar miles de j venes con apenas 18 a os tras recibir una instrucci n militar totalmente insuficiente fueron penosas . J venes como Le n estuvieron meses agarrados al terreno, en unas condiciones infrahumanas, con desabastecimiento y sometidos a la clara superioridad de los golpistas , en palabras del historiador. Una de las cosas que más impresionaban de él es que no rehuía hablar sobre los hechos más traumáticos. Él contaba cómo había visto la muerte de cerca María Castro — Escritora Las cifras de bajas as lo demuestran. La historiograf a cifra en 50.000 las personas del bando republicano que sufrieron heridas, fallecieron o cayeron presas de los sublevados, mientras que las bajas de estos alcanzaron las 40.000. Movilizaron a quintas muy j venes que quedaron traumatizadas de por vida, que en muchos casos jam s quisieron volver a hablar de esta experiencia porque lo pasaron francamente mal y quedaron muy trastocados psicol gicamente , a ade Alegre. Este especialista enfatiza que fue aut nticamente criminal lo que se hizo con estos chavales en base a un c lculo pol tico para ganar la guerra, cuando ya se hab a perdido la esperanza de ganarla desde el terreno militar . Enviaron a morir a ni os con las m nimas garant as de supervivencia , resume. Una bici engrasada y bombas como melones Murieron muchos, pero no todos. Le n vivi hasta los 101 a os para contarlo. Una de las cosas que m s impresionaban de l es que no rehu a hablar sobre los hechos m s traum ticos. Suelen hablar de los piojos, de la falta de tabaco, pero l contaba c mo hab a visto la muerte de cerca , relata Castro, la guionista del c mic. Incluso cuando convers con ella en 2019, el miedo segu a presente en el viejo combatiente. Esto va a salir? A ver si van a venir los fachas a matarme , le dijo a la entrevistadora. Adem s, en las misivas trasluce esa inocencia caracter stica del ni o que se convierte en hombre y que, de forma precipitada, todav a no sabe ubicarse dentro del campo de batalla. En una de las m s de medio centenar de cartas que Le n envi y que se recogen al final de la novela gr fica, por ejemplo, pide a su padre que le engrase la bici para cuando vuelva. En otra reclama algunos enseres, como tinta y sellos, y vestimenta: Aqu no me hace falta dinero porque no hay nada para comprar y la camisa ya tengo ganas de poder estrenarla a ver si me la termin is pronto , escribi el 17 de junio de 1938. Gabriel León, miembro de la quinta del Biberón cuyos testimonios han conformado la novela gráfica Todav a conmovido por la guerra, Le n dej por escrito el 9 de septiembre: Lo que yo quisiera es poder ver los tanques y todas las armas de guerra en vez de verlas como las veo, quisiera verlas pintadas al leo y, aun esto, desde lejos, que es como mejor se ve un cuadro . Cinco d as despu s se decant por una met fora para hablar de los bombardeos: (...) el d a ha sido una plantaci n de melones, pero los payeses iban en avi n. Los melones han ca do a cientos, pues todo el d a se lo han pasado plantando entre m s de cien . El d a 27 del mismo mes escribi que si no termina pronto la guerra, con la gente que quede, cada familia ser ama de un pueblo entero as que todos podr n ser ricos ya no habr ning n pobre . Recuerdos y besos , sol a terminar sus escritos. Su testimonio no solo queda ahora inmortalizado en la publicaci n de la editorial Astiberri. Castro tambi n es la art fice de un documental del que elDiario.es ofrece un adelanto en exclusiva titulado igual que la novela gr fica protagonizada por Le n, en el que aparece l narrando las vicisitudes que tuvo que sortear una vez que fue enviado al frente. Una acuarela para la bruma del recuerdo A el dibujante de la novela, Tyto Alba, le parece un acierto que Castro haya decidido ficcionar la historia a trav s de un joven que se cruza con Le n, una casualidad basada en lo ocurrido con su propio hijo, quien acababa de cumplir la mayor a de edad cuando conoci al combatiente. Alba se ha decantado por la acuarela como la t cnica predominante: Hace que deje el dibujo algo difuminado y me permite jugar con las texturas, se asemeja a esa bruma del recuerdo que impera en el guion , concretiza. El tambi n autor de los dibujos que han ilustrado El infinito en un junco, de Irene Vallejo, ha preferido cambiar la t cnica solo cuando Le n se expresaba con su verborrea locuaz y hasta c mica en ciertos pasajes de la historia, reproducidos en la correspondencia original. Hacer algo as sobre la Guerra Civil era algo que ten a pendiente. Mi abuelo luch , pero l no contaba nada y era imposible sacarle alguna an cdota. De repente, he encontrado a este otro abuelo que contaba mucho y bien , concluye el dibujante. Le n muri donde naci , en Tarragona, el 16 de mayo de 2021.


Latest News
Hashtags:   

cartas

 | 

miembro

 | 

quinta

 | 

Biberón

 | 

toman

 | 

cómic

 | 

Ojalá

 | 

bombas

 | 

estuvieran

 | 

rellenas

 | 

chocolate

 | 

Sources