eldiario - 4 days ago

Vecinos de más de medio centenar de viviendas y 300 terrenos claman contra los planes de expropiación para implantar un proyecto industrial de medio millón de metros cuadrados próximo a un parque natural: Gente mayor ha sido ingresada o se ha pasado semanas llorando en la cama Antecedentes - El pulso vecinal contra las expropiaciones del macroparque industrial de Laredo: Nos compran a 15.000 y lo revenden por 200.000 Fotogalería - Tres barrios, 57 viviendas y más de 300 terrenos amenazados por un macropolígono industrial en Laredo No es un crimen quitar este rbol? . La pregunta resuena bajo la sombra espesa de un aguacatero descomunal, cargado de fruto. Y es que en una de las fincas amenazadas por la expropiaci n entre naranjos, caquis, melones o sand as el citado rbol se impone como un s mbolo de resistencia de los vecinos de Laredo afectados por un proyecto industrial que casi de la noche a la ma ana ha puesto en jaque sus hogares y cultivos de toda la vida. M rame este aguacatero, porque hay que hacerle patrimonio de Cantabria , insiste con orgullo su due o, Pablo Caviedes, de 82 a os de edad. E l, como la gran mayor a, naci y se cri en la vivienda que ahora el Gobierno de Cantabria quiere derribar para instalar un macroparque industrial de medio mill n de metros cuadrados. Son m s de medio centenar de casas y m s de 300 terrenos los afectados por un Proyecto Singular de Inter s Regional, conocido como PSIR, contra el que sus propietarios se han alzado desde que tuvieron conocimiento de lo que la Administraci n pretende llevar a cabo. Gente mayor ha sido ingresada por subidas de tensi n o se ha pasado dos semanas llorando en la cama , relatan los propios vecinos en conversaci n con elDiario.es. Seg n se alan, entre los vecinos afectados hay un gran n mero de personas mayores que han vivido all pr cticamente desde que nacieron. Y hasta una persona que ya ha cumplido los 100 a os , subrayan, haciendo nfasis en que se trata de una tierra muy buena para vivir . Es una pena que vayan a llev rsela toda para poner una mole de hormig n , lamentan, incidiendo, adem s, en que la delimitaci n del pol gono est muy pr xima al parque natural de las Marismas de Santo a, Victoria y Joyel: Va a estar pegado a una reserva al nivel de Do ana , denuncian. Y es que donde hoy hay huerta f rtil, rboles frutales, ganado y una vida levantada a lo largo de generaciones, el Gobierno de Cantabria proyecta construir un macropol gono industrial. La tierra tiene sales minerales del mar, aqu lo que siembras se recoge , asegura Caviedes, mientras conversa con vecinos y familiares en torno al aguacatero plantado hace 30 a os. Todos hemos vivido y comido de esta tierra , a aden Luis San Emeterio, Borja Fernandez, Mar a Luisa Caviedes, Marinina D ez y Mar a Antonia Caviedes. Vecinos afectados por expropiaciones en Laredo en una de las fincas afectadas por el PSIR. Sus historias tienen un denominador com n: las casas que les pretenden expropiar fueron levantadas con esfuerzo, representan sus ra ces, est n cargadas de recuerdos y encarnan un proyecto de vida a presente, pero tambi n a futuro para generaciones venideras. Est n jugando con mi porvenir, pero tambi n con el de mis hijos y mis nietos , denuncia San Emeterio. Su caso refleja bien lo que est en juego, teniendo en cuenta adem s que ser a nada menos que la cuarta vez que le expropian. En esta ocasi n, su hija vendi su piso en Zaragoza para regresar a Laredo con su marido e hijos, con la intenci n de construirse una casa en la misma finca familiar, junto a la de su padre. Tras obtener los permisos necesarios, ahora han sido paralizados como consecuencia del PSIR y la amenaza de expropiaci n. Ahora vivimos una multitud en una casa por un problema que no ten amos. Esta finca es m a. Estamos desbordados, esto es una insensatez, no tiene l gica , lamenta visiblemente indignado San Emeterio. Panorámica de parte de las fincas amenazadas de expropiación en Laredo para desarrollar un macropolígono industrial y algunos de los propietarios afectados. E l es del barrio de toda la vida : Nac en 1958 y aqu vivieron mis padres y mis abuelos , explica, caso similar al de Mar a Luisa Caviedes: Aqu viv an mis padres, nac yo en el a o 1947 y aqu sigo viviendo actualmente . Marinia D ez, por su parte, se mud hace cuatro d cadas: Mi marido era alba il y nosotros hicimos la casa con privaciones y sacrificios, y ahora nos encontramos con esto , lamenta. Y es que el relato se repite en cada caso, como el de Borja Fern ndez, que lleva desde el a o 2000 viviendo en una casa familiar ubicada en una finca que era propiedad de sus abuelos. Por otro lado, Mar a Antonia Caviedes cuenta que naci en Colindres localidad lim trofe con la zona delimitada por el PSIR y se traslad con su familia cuando estall la Guerra Civil: No hab a trabajo y vinimos aqu a vivir de lo que pod amos , recuerda. Finalmente, Pablo Caviedes, nacido en 1943 en la casa donde se realiza la entrevista, resume toda una vida en una frase: Aqu he vivido toda la vida hasta que fui a la mili, estuve un a o en Canarias y despu s aqu otra vez . Nos van a dar 15.000 euros El proyecto del PSIR enfrenta a decenas de familias a un horizonte de p rdida y desarraigo: Han puesto a 15 euros el metro cuadrado, es insultar a la gente , denuncian. Nos van a dar 15.000 euros por una parcela de 1.000 metros, con lo que no vamos a poder comprar nada, ni siquiera un coche, y ellos la van a vender por 187.000. Mira lo que van a trincar , denuncian. A ello se suma la incertidumbre sobre la futura reubicaci n, tal y como la denomina la Administraci n. Tienen planteado con 3.800.000 euros, en una zona del pol gono, hacer una especie de edificios o contenedores, pero salen a 70.000 euros por vivienda. Y ninguna baja de 100 o 150 metros. No es equiparable , aseguran los vecinos afectados, que se enteraron del proyecto por el BOE el pasado 31 de julio y estuvieron abocados a realizar las alegaciones en agosto, el mes m s complicado para llevar a cabo tr mites con la Administraci n. Nos hemos visto desprot menos mal que nos hemos creado una plataforma, y nos est n empezando a escuchar , celebran. Y es que, seg n denuncian, la comunicaci n institucional que recibieron fue nula desde el primer momento: Fuimos al Ayuntamiento de Laredo a preguntar y se escondieron. Los mismos que hab an votado esto en 2018 nos dijeron que no sab an nada, que fu ramos a preguntar a Santander. Es inaudito. Esta es la pol tica del siglo XXI? , denuncia otra vecina afectada. Reunión de la plataforma de afectados por el PSIR de Laredo. Todos coinciden en que el proyecto industrial es innecesario y da ino: Aqu lo tenemos claro: esto es puramente especulaci n, porque un pol gono en un pueblo que meramente es tur stico no tiene ning n sentido. El pol gono que hay, de 80.000 metros, est medio vac o. Las f bricas que se hicieron se han llevado el trabajo a Marruecos . No hay ning n plan, esto va a ser como el aeropuerto de Ciudad Real , insisten. El hartazgo de los vecinos es palpable. La tensi n acumulada durante meses se nota en cada conversaci n y en cada gesto. Muchos dicen sentirse al l mite, agotados por la incertidumbre y la falta de respuestas. Yo llevo sin dormir mucho tiempo. Somos mayores y esto te enloquece , asegura uno de ellos. Pese al cansancio, aseguran estar decididos a continuar. Estamos abocados a los tribunales. Empezaremos por Cantabria, iremos a Madrid, y como todos los vecinos est n implicados, podremos recaudar dinero para poder hacer frente a los juicios , sentencian. Pancartas contra el PSIR de Laredo en alguna de las casas afectadas que serán derribadas si sigue adelante el proyecto. El rechazo al PSIR de Laredo se muestra en prácticamente todas las casas del barrio. La zona afectada cuenta con numerosas huertas y tierras de cultivo. Rechazo al PSIR Por toda la extensi n del barrio, entre caminos rurales, huertas y viviendas unifamiliares, se suceden los carteles pintados a mano y las pancartas colgadas en vallas y balcones con un mismo mensaje: No al PSIR . El rechazo a las expropiaciones se respira en cada finca, donde los vecinos tratan de conservar lo que consideran su hogar y su forma de vida. Entre esas parcelas se encuentra tambi n un camping, abierto desde hace m s de tres d cadas, que forma parte del entramado humano y econ mico del lugar. Aqu hay 55 familias , explica Luz Mart nez, una de las socias. Durante todo el a o vivimos ocho, hay seis empadronadas, pero los fines de semana esto est casi lleno . El camping, recuerda, se abri en el verano de 1990 como una sociedad privada impulsada por dos socios despu s de que desapareciera un antiguo camping p blico que funcionaba en la zona. Nosotros vinimos el 19 de octubre de 1990 , a ade Chema Barandiaran, que rememora c mo incluso el Ayuntamiento de Colindres utilizaba sus instalaciones para los cursos de nataci n antes de construir sus propias piscinas municipales. Luz Martínez y Chema Barandiaran en el camping de Laredo. Hoy, el lugar contin a dividido en participaciones entre distintas familias, muchas procedentes de Euskadi o Burgos, que mantienen en l su segunda residencia o su espacio de descanso. Ese modo de vida, como el de los vecinos que viven de la tierra, tambi n se ve ahora amenazado por el proyecto industrial. Los vecinos explican que sus viviendas ya est n devaluadas. Saben que no pueden pedir un pr stamo ni una hipoteca, porque el simple hecho de figurar dentro del mbito de expropiaci n las deja fuera de cualquier posibilidad de cr dito. Llevo 20 a os pagando la hipoteca de una casa familiar y ahora ya no vale nada. Nos han puesto la espada de Damocles encima , lamenta uno de ellos. A pocos metros de la vivienda donde crece el aguacatero, que parece desafiar el destino al que lo quieren abocar, se levanta una nave reconvertida en iglesia evangelista, donde cada fin de semana se escuchan c nticos y oraciones. Mientras, el gran aguacatero contin a en pie, testigo mudo de lo que est por venir, con sus ramas asomando cargadas de fruto. Quiz , cuando todo esto pase siga aqu , como s mbolo de que la naturaleza y la vida tambi n pueden echar ra ces frente al hormig n. Imagen aérea de la zona afectada por el PSIR de Laredo, con viviendas unifamiliares, huertas y campos donde se construirá un polígono industrial.

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