mundodeportivo - 10 hours ago

Para acometer la reconstrucción del Camp Nou, la directiva del Barça escogió a la empresa Limak, que no cumplía el requisito de haber construido un estadio de fútbol, porque era la opción que presentaba dos condiciones básicas. Se ajustaba al calendario y era precio cerrado. Así lo contó el club en ese momento. Ahora ya sabemos que, como mínimo, el Camp Nou no terminará la obra completamente hasta 2028 y, como consecuencia, se disparará el precio. Laporta también ha dicho que no va a cobrar, a Limak, el millón de euros de penalización por día de retraso. Hasta el domingo, día que el club publicó un vídeo-dron espectacular de césped, gradas y algunos interiores, esta era la situación mientras el Barça sigue jugando en Montjuïc, por tercer año consecutivo, cuando dijeron que sería para una sola temporada. Pues bien, ayer la cadena SER destapó el escándalo. “La constructora Limak ganó el concurso del Camp Nou pese que a técnicos del Barça la valoraron como la peor calificada”. Según la información, el comité de expertos no solo evaluó peor a Limak que a las otras constructoras presentadas a concurso, sino que los turcos dieron el dossier fuera de plazo y no se presentaban asociándose a una UTE con empresas catalanas, otro requisito fallido. Y, aun así, se cambiaron las normas para que Limak no solo entrase sino que se llevase el gran pastel del Espai Barça. ¿Por qué con ellos? Laporta y el presidente de la constructora se habrían conocido en el palco del Galatasaray y el resto es historia. La semana que se informó que Limak había ganado el concurso de las obras, el directivo encargado del Espai Barça, Jordi Llauradó, dimitió de su cargo. Ahora muchos barcelonistas atarán cabos y entenderán el motivo.

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