Tuesday 14 October 2025
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abc - 10 hours ago

Mercedes-Benz Clase E: un familiar al que aspirar

Después de una semana conduciendo el Mercedes Clase E, he llegado a la conclusión, pesada como una losa, de que me he vuelto mayor. De los cientos de vehículos que he probado, lo que valoro es espacio en el maletero, suavidad en la conducción, comodidad a la hora de entrar, un buen equipo de sonido y consumos bajos. Es un coche de padre y, últimamente, no dejo de pensar en él. Lo que solo puede significar que debo de tener algún retoño al que desconozco por algún lugar del mundo. Bromas aparte, la marca alemana se caracteriza por ir en serio en casi todos los aspectos y en un modelo que es el emblema del sedán teutón, esto es máxima. Sus oponentes son sus rivales históricos: el Serie 5 de BMW y el A6 de Audi, coches que destilan décadas de desarrollo técnico y en los que la competencia por la cuota de mercado es feroz. El Clase E está disponible en carrocerías de sedán y familiar, pero es esta última a por la que ir: solo la capacidad del maletero (615 litros) hace que se puedan planear escapadas con objetos voluminosos con muchísima comodidad: esquís y guitarras, todo entra sin problemas. Por supuesto, el interior es un lugar excelente para viajar. Los asientos son mullidos –ahora viene de serie con cuero sintético, pero se puede optar por el auténtico– y la insonorización de la cabina es excepcional, lo que permite disfrutar de su potente equipo Burmeister de 14 altavoces con una nitidez prístina. Existen varias motorizaciones, todas con algún tipo de hibridación. La de mi unidad de pruebas era la 220d, un propulsor diésel con un sistema eléctrico de 48 voltios que permite alcanzar consumos de menos de 6 litros por cada 100 kilómetros y que entrega 200 caballos con una suavidad susurrante. Este no es un coche para escuchar el rugido del motor, pero cuenta con una aceleración de 8 segundos hasta llegar a 100 km/h, lo cual no es desdeñable. La velocidad máxima está limitada en 220 km/h y, gracias al chasis y a unas sofisticadas suspensiones neumáticas, el Clase E es capaz de soportar un ritmo ágil en carretera durante un tiempo prolongado, lo cual lo convierte en un gran vehículo si se llevan a cabo viajes frecuentemente. A Mercedes-Benz se le puede achacar ser una marca conservadora en sus decisiones. Sus cambios estéticos son pocos y mesurados, lo que hace que siempre envejezcan bien. Sin embargo, la empresa alemana se enfrenta a una crisis y pretende que la edad media de sus clientes se reduzca. Por ello, ha apostado con fuerza a unos interiores modernos y tecnológicos, que no dejan de ser cómodos y sobrios. El sistema multimedia cuenta con una gran pantalla, y el copiloto puede tener una en exclusiva para él, un equipamiento opcional que cuesta 1.873 euros –prescindibles, porque no aporta gran cosa–. Además, está el asistente vocal Mercedes Me, que puede ser intrusivo si se habla dentro del habitáculo. Lo recomendable es desactivarlo por defecto y que solo funcione si uno se lo solicita con el comando vocal. El Clase E familiar diésel parte de los 68.000 euros, pero es fácil que alcance los 90.000 si no se tiene cuidado con el equipamiento opcional. Estas son las únicas pegas que le saco al coche: un ayudante de voz que estorba más que ayuda y un precio que se descontrola si quieres tenerlo bien equipado. Pero esto, una vez lo conduces, es fácil olvidarlo.


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