Saturday 1 November 2025
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eldiario - 15 hours ago

Béla Bartók en dos actos: una velada entre la ópera y el ballet

Del 2 al 10 de noviembre, el Teatro Real dedicará cinco únicas veladas a dos de las obras más relevantes de uno de los mayores compositores del siglo XX Hay cierta justicia po tica en que el Teatro Real apueste, por primera vez y en una misma velada, por dos de las obras m s audaces y controvertidas de B la Bart k. Tras su creaci n, ninguna de las dos tuvo un camino f cil hacia el escenario. De hecho, el compositor tard m s de nueve a os en ver estrenada su primera y nica pera, El castillo de Barbazul, inicialmente rechazada por la O pera Real de Budapest por considerarla inadecuada para la escena, y despu s, relegada por la inevitable pausa cultural que supuso la Primera Guerra Mundial. A n peor suerte corri su ballet El mandar n maravilloso, una pieza con tintes expresionistas en la que Bart k mezcla de forma magistral erotismo, violencia y un lenguaje musical radical. Su car cter transgresor provoc que el r gimen nazi la incluyera en su lista de arte degenerado, lo que impidi su representaci n durante m s de dos d cadas. Solo tras la muerte del compositor, y una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, pudo estrenarse esc nicamente en 1945. Hoy, m s de un siglo despu s, ambas obras llegan por primera vez al escenario del Teatro Real, reunidas en un programa doble de alto voltaje. El montaje, en coproducci n con el Theater Basel, est dirigido esc nicamente por Christof Loy, aclamado por sus montajes de Eugenio Oneguin y Arabella, y contar con la batuta de Gustavo Gimeno, al frente de la Orquesta Titular del Teatro Real. Cinco funciones, del 2 al 10 de noviembre, para sumergirse en el inquietante universo musical de uno de los compositores m s influyentes del siglo XX. Un prodigio entre tradici n y vanguardia A los cuatro a os, B la Bart k ya tocaba al piano piezas que escuchaba su madre sin necesidad de partituras. A los nueve, escrib a sus propias composiciones. Ese talento precoz se tradujo en una carrera singular, marcada por la b squeda de un lenguaje propio al margen de las corrientes dominantes de su tiempo. Ya en el siglo XX, recorri Europa del Este con un fon grafo para grabar m sicas tradicionales, iniciando as una investigaci n pionera del folklore musical que influir a decisivamente en su obra. Estos estudios le otorgaron un conocimiento profundo de la materia con el que Bart k desarroll un lenguaje compositivo propio y revolucionario, que representa una s ntesis nica entre tradici n popular y t cnicas contempor neas. Su forma de repensar la armon a, la forma y la estructura lo ha situado, para buena parte de la historiograf a musical, como uno de los compositores m s influyentes del siglo XX. Un programa doble con las pasiones humanas como nexo Presenciar en una nica velada dos g neros tan distintos como la pera y el ballet no es muy habitual. Sin embargo, el Teatro Real ha apostado por este ambicioso programa doble, brindando una oportunidad nica para adentrarse de lleno en el universo musical B la Bart k. Abrir la escena El mandar n maravilloso, un ballet, ejemplo de la m sica expresionista centroeuropea, que narra una historia de erotismo, pasi n y violencia en la que las partituras de Bart k vuelven a ser las protagonistas con ritmos abruptos, metales desgarrados y una percusi n impactante. Escena de El mandarín maravilloso Tras el ballet, la pera. Un cambio de g nero radical que, sin embargo, sigue explorando las pasiones humanas m s extremas. El castillo de Barbazul. La nica pera de Bart k, compuesta en 1911, es tan peculiar como el resto de sus piezas. Un solo acto, apenas una hora de duraci n, sin coros, ni escenas Solamente dos voces, la de Judith y Barbazul, y una orquesta capaz de transmitir toda la tensi n, el simbolismo y la oscuridad que habita en sus partituras. Inspirado en el cuento cl sico de Perrault, el compositor h ngaro firm una versi n profundamente personal, en la que musicaliza con su personal simo estilo los grandes temas universales: el amor, el odio, los secretos o el miedo. Ambas piezas fueron consideradas demasiado atrevidas en su tiempo: la pera, rechazada por inapr el ballet, prohibido durante a os por su crudeza. Hoy, unidas en el escenario del Teatro Real, forman un d ptico poderoso que invita al espectador a redescubrir el estilo musical de uno de los grandes compositores del siglo XX.


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