Saturday 1 November 2025
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eldiario - 15 hours ago

Dominic Cummings: el big bang del tecnopopulismo

La vida tiene sorpresas. El populismo tecnológico no nació en un garaje de Palo Alto Cuenta Walter Isaacson, en su biograf a de Elon Musk que cuando este decide sentarse en un restaurante con Peter Thiel, en un encuentro que dar a lugar a la fundaci n de PayPal, pasa a buscar a su futuro socio en un flamante McLaren. Qu es capaz de hacer este coche? , le pregunt Thiel. F jate , propuso Musk. Pis a fondo el acelerador y en la primera curva el eje trasero se rompi , el coche dio vueltas, choc contra un terrapl n y vol por el aire. Los dos salieron ilesos del accidente, incluso Thiel a pesar libertario irredento de no llevar puesto el cintur n de seguridad. A miles de kil metros de all , en la ciudad de Londres, un nerd con chaleco reflectante, similar a los amarillos de la ira francesa, cruzaba a diario un puente del T mesis. Algunos a os despu s, con un chaleco id ntico y, posiblemente, la misma bicicleta, Dominic Cummings, entraba y sal a de Downing Street siendo el hombre m s poderoso del Gobierno despu s del primer ministro, Boris Johnson, gracias al xito? del Brexit. Atendiendo a su indumentaria en esto, Elon Musk no es m s cuidadoso: en el Despacho Oval su vestuario parec a homenajear a la turba que invadi el Capitolio , una columnista de The Guardian escribi que era raro verle sin el chaleco del mismo modo que casi nunca le han faltado las actas de un plan secreto para socavar la democracia . En este rol hay que reconocerle su condici n de vanguardista. No solo lo destaca un medio progresista, The Economist no es neutro: Algunos euroesc pticos quieren poner una bomba en Whitehall [la calle que representa el centro del gobierno brit nico] para acelerar el B Cummings quiere acelerar el Brexit para poder poner una bomba bajo Whitehall . Qui n es realmente Dominic Cummings? Antes del Brexit, en 2016, no era a n una figura p blica aunque se mov a con agilidad en la trastienda del poder. Estudiante notable de Historia Antigua y Moderna en el Exeter College de la Universidad de Oxford, un profesor lo describe como un alumno muy superior al nivel de Boris Johnson, quien hab a pasado por las aulas de la escuela unos a os antes, pero acota: Cummings estaba lleno de ideas y nunca le convenc a ning n conjunto de opiniones. Ten a algo de Robespierre, alguien decidido a derribar lo que no funciona . Uno de los espejos en los que se observa Cummings es la figura de Peter Thiel, al punto de hacer una profesi n de fe estar siempre a la contra. El t tulo de la biograf a de Thiel, The Contrarian de Max Chafkin, le define su contenido, no tanto. Cumming tiene capacidad creativa pero es incapaz de gestionar los proyectos. Despu s de unos a os en la Rusia poscomunista volvi manejando la lengua e incorporando a Dostoievski y Tolstoi entre sus autores de cita permanente, pero el regreso lo marc el fracaso rotundo con el intento de llevar adelante una peque a empresa de aviaci n. No le import : en el Reino Unido encontr causas para desarrollar su pulsi n disruptiva. A n no hab a cumplido los treinta a os cuando se puso el frente de Business for Sterling, una organizaci n financiada por empresarios brit nicos en contra de la entrada del euro en el Reino Unido. La campa a Europa s . Euro no disuadi a Tony Blair de celebrar un refer ndum sobre la adhesi n de Gran Breta a a la moneda nica. Este xito le permiti acceder al puesto de director de estrategia de los tories pero acumul tal n mero de enemigos que en ocho meses se encontr en la calle aunque por poco tiempo: se puso a militar activamente en la compa a contra la Constituci n Europea. Como Robespierre no se permite un respiro, en esta experiencia tom nota de la magnitud de los temores que suscita el proyecto europeo en algunos sectores de la sociedad inglesa. Guarda pero no pierde de vista ese cuaderno de apuntes y en 2007, el conservador Michael Gove, secretario de Educaci n, lo nombra asesor especial, cargo que le permite a Cummings entrar por primera vez en el Gobierno y quedarse all hasta 2014. Craig Oliver, exjefe de comunicaci n de David Cameron dice que hay una idea instalada de que Cummings hizo una buena gesti n en Educaci n pero asegura que su trabajo no pudo ser peor. La coalici n de conservadores y liberales, entonces, tendr a que haber desarrollado un programa de reivindicaci n de las escuelas p blicas y, sin embargo, durante el combativo mandato de Cummings, casi nadie en este pa s sab a qu eran. Lo que s sab an era que est bamos en guerra con el sistema educativo . Como disidente, sentencia Craig, Cummings pod a atacar al establishment sin consecuencias y luego retirarse . En aquellos a os qued constancia de su mantra para gestionar la administraci n: las reglas est n para romperse. Los pol ticos de Westminster tienen poca imaginaci n, escribi en su blog: No pueden imaginar algo como Stalin (...) asesinando deliberadamente a millones de personas , escribe Cummings, del mismo modo que no pudieron imaginar a Donald Trump como presidente ni el Brexit. Ven el mundo , sigue, desde su propia perspectiva particular sin darse cuenta. El reto consiste en salir de la peque a hoja en la que se encuentran y ver el bosque que los rodea . En la casa de este hombre, que reprocha a Margaret Thatcher no haber sido lo suficientemente revolucionaria , llamaron un d a a la puerta para que separase el Reino Unido del resto de Europa. Cogi el hacha y cambi la historia al menos para un par de generaciones con uno de los sofismas preferidos, precisamente, de Thatcher: todos los problemas de Inglaterra vienen de la Europa continental. Cummings no ve el Brexit como un fin en s mismo, sino simplemente como una oportunidad para otros planes que, en la l nea de los grandes disruptores del Silicon Valley, consiste en dar vuelta el sistema. En su blog no describe la tierra prometida pero s la oportunidad de alcanzarla: cita abiertamente a Lenin a veces no pasa nada en d cadas, y a veces pasan d cadas en semanas y comparte la visi n de Milton Friedman de que solo una crisis, real o percibida, produce un cambio real. Cuando se produce esa crisis, las acciones que se emprenden dependen de las ideas que est n disponibles . Qu tenemos para hoy? Tomar otra vez el control (Take Back Control), el grito de guerra con el que empuj a m s de la mitad de los ciudadanos brit nicas a salir de la Uni n Europea. Cambridge Analytica, financiada por el magnate Robert Mercer, quien despu s apoy a Trump con la misma usina de informaci n fake, daba sus primeros pasos con Steve Bannon al frente pero no colabor directamente con Cummings, ellos promovieron el Brexit con la figura de Nigel Farage. El gran hallazgo de Cummings que cambi la historia fue descubrir el poder del algortimo a trav s de AggregateIQ, una peque a start up canadiense, la cual con solo cuatro millones de libras, consigui producir miles de millones de mensajes a trav s de Facebook y Twiter. Las consignas fueron dos, simples y directas. Turqu a entrar a la UE y llegar n 70 millones de turcos al Reino Unido fue la primera. La otra: frenar los 350 millones de libras que cada semana se van a Europa y destinarlos a la salud p blica. La poblaci n turca es de 76 millones y, en el caso de que alguna vez ingresen a la comunidad es dif cil que todos sus habitantes crucen el canal de Suez. Por otra parte, los 350 millones de libras denunciados ocultaban los descuentos concedidos por Bruselas desde los tiempos de Thatcher y todas las ayudas que recib a el Reino Unido. No es dif cil de explicar pero s muy sencillo convertir a Europa en el chivo expiatorio de los resultados de d cadas del sangrante neoliberalismo brit nico. Como qued demostrado y Cambridge Analytica volvi a poner a prueba despu s con Trump en Estados Unidos, el algoritmo puede guiar al pueblo. Brexit: The Uncivil War, la pel cula que reconstruye la epopeya de Dominic Cummings a quien interpreta Benedict Cumberbatch, se abre con un mon logo de Cummings en el que afirma que todos saben qui n gan pero nadie sabe c mo. Es la punta del iceberg. Al profundizar, al llegar al problema y desentra arlo, surge otro enigma: d nde nos lleva ese triunfo? La covid nubl con su tragedia el mandato de Boris Johnson donde Cummings ejerci de mago del Kremlin , como Vadim Baranov con Putin, Bannon con Trump, Santiago Caputo con Milei o Miguel A ngel Rodr guez con D az Ayuso, pero sin poder avanzar con su proyecto. La pandemia acab primero con l y despu s con Johnson, y afortunadamente no pudo ni supo desplegar en su dimensi n el proyecto tecnopopulista. Queda claro, eso s , que como en Estados Unidos, su ideal es antipol tico, ultratecnocr tico y el control real es solo para la lite de los elegidos con un alto coeficiente intelectual y una extravagante formaci n en ciencias. No es casual que el director de Brexit sea Toby Haynes, uno de los realizadores de Black Mirror, una serie que puede ayudar a entender el futuro que Cummings no cuenta. O peor, desconoce.


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