Saturday 1 November 2025
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eldiario - 15 hours ago

Los 30 muertos de Fígols: la mayor explosión minera del tardofranquismo que el régimen tapó

El estallido por exceso de grisú en una de las galerías de Carbones de Berga el 3 de noviembre del 1975 dejó heridas todavía por cicatrizar en algunas familias que denunciaron las negligencias de la empresaLos niños del Salto: 60 años de memoria tras la mayor tragedia laboral de España Hace 50 a os, Josep Vilalta salv su vida por unos metros de distancia. Me escap por el agujero de la cerradura , suele decir cuando recuerda aquel d a. El 3 de noviembre de 1975, un lunes a las 8:55 horas, una explosi n de gris revent una de las galer as de la mina de lignito Consolaci n, en la cuenca barcelonesa del Bergued , y mat a 30 compa eros suyos. El accidente de la conocida por su ubicaci n como mina de F gols es la tragedia minera m s mortal de la historia reciente de Espa a, al menos de los ltimos 80 a os. Pero para muchas familias es tambi n la historia de c mo las fuerzas del tardofranquismo se movilizaron para controlar la respuesta minera y pasar p gina de un suceso en el que se acumulaban los indicios de negligencia por parte de la empresa. Nadie pudo ni siquiera identificar los cad veres , recuerda Txema G mez, hijo de Josep Maria, minero de 34 a os fallecido ese d a. A las pocas horas del accidente aterriz all con su helic ptero el Gobernador Civil de Barcelona, Rodolfo Mart n Villa, y tras un breve reconocimiento m dico de los cuerpos, al d a siguiente estaban ya todos enterrados en sus respectivos pueblos. Algunas de las viudas todav a comentan que nunca sabr n si es a sus maridos a quienes visitan en el cementerio. En la mentalidad franquista, una zona minera entra aba un gran riesgo de estallido y hab a que aplacarlo r pido , resume Rosa Serra, historiadora de la comarca del Bergued . Qui n orden todo aquello? Las familias no pudieron hacer el duelo , lamenta. Con Franco moribundo fallecer a 17 d as despu s y la inminencia de la marcha verde sobre el S hara Occidental, la c pula del r gimen tem a enfrentarse adem s a una revuelta minera, se ala Serra. M s a n cuando la modernizaci n de esa mina, flamante operaci n impulsada por la todopoderosa FECSA y avalada por el propio dictador a os atr s, figuraba entre las posibles causas de la deflagraci n. Familiares se acumulan a la salida de la mina de Carbones de Berga la mañana del 3 de noviembre de 1975 Una bola de fuego Con 26 a os reci n cumplidos, Josep Vilalta llevaba desde la mayor a de edad empleado como uno de los 1.200 mineros de Carbones de Berga, la principal empresa de una comarca, el Bergued , en la que el 60% de la actividad econ mica proced a a finales de los 60 de la extracci n de carb n. El 3 de noviembre de 1975 Josep no ten a pensado ir a trabajar, puesto que eran las fiestas de su pueblo, La Pobla de Lillet, pero al final lo convenci un amigo suyo. Dentro de las galer as, a las que entraron con el turno de las 8 horas, a l le tocaba supervisar el bombeo de unas pilas hidr ulicas que sosten an la estructura. Estaba a unos 30 metros del frente de extracci n de carb n. Todav a hoy recuerda con pelos y se ales la explosi n: Fui a quitarme el jersey, y al desabroch rmelo not una manchada de aire desde abajo. Me tumb y sali una bola de fuego hacia la pared que me hizo volar. El estruendo y el ruido eran horribles. Pens : Todo el mundo est muerto y t tambi n vas a morir . No pod a andar y me puse a gritar hasta que llegaron unos compa eros . A Josep lo sacaron del interior de la monta a subido en la cinta transportadora del carb n. Fue trasladado al Hospital de Manresa, con un parte m dico en el que figuraban heridas contusas en cara, brazos, t rax y piernas y un pron stico reservado. El rescate dur horas y se extrajeron 28 cuerpos sin vida del interior de la monta a. Otros dos mineros murieron en el hospital. Txema G mez ten a 8 a os y tambi n recuerda el momento en que fueron a buscarle a su escuela, en la que la mayor a eran hijos de mineros. Ese d a me hice mayor asegura. Un vecino minero lo recogi por la tarde y se lo llev a casa con su hermana. Por la noche supo que su padre hab a fallecido. Junto con otros dos hijos de v ctimas, Txema lleva diez a os recopilando documentaci n sobre los interrogantes de esa jornada tr gica, empezando por las prisas de las autoridades a la hora de enterrar los cuerpos. He hablado con varios de los mineros que supuestamente identificaron los cuerpos, y lo hicieron a ojo por cuestiones como la altura, por dentaduras de oro Los muertos no ten an el casco identificativo , dice. Las viudas no pudieron ver sus cuerpos. Su tesis, y la de otros como Serra, es que los miles de personas concentradas ese mismo d a en la boca de la mina asustaron a Mart n Villa. Al d a siguiente de los entierros, se celebr un funeral multitudinario con 6.000 personas y la asistencia de varias autoridades, entre ellas tres ministros. El de Industria, el de Trabajo y el de Relaciones Laborales. El funeral multitudinario del 5 de noviembre de 1975, presidido por los ministros de Industria, Relaciones Laborales y Trabajo De la gran inversi n a la chispa Qu provoc el accidente? La concentraci n explosiva de gris en una mina que era considerada hist ricamente como de bajo riesgo respecto a este gas se debi a que los ventiladores interiores estaban apagados, puesto que los d as anteriores hab an sido festivos. Un cortocircuito en la instalaci n del alumbrado de las galer as, que tampoco era antigris , provoc la deflagraci n, seg n la comisi n de investigaci n llevada a cabo posteriormente. El problema es que al menos desde meses antes, en junio, una auditor a ya hab a advertido que la modernizaci n de la maquinaria para explotar la mina, que la dotaba de m s capacidad de extracci n, causaba mayor liberaci n de gris . Txema ha localizado incluso cartas de mineros, una de ellas enviada al ministro del ramo, que advert an de la precariedad de sus condiciones. Con la electricidad ya ha habido tres muertos y sigue igual. En algunos sitios falta ventilaci n, que alg n d a, no muy lejano, si no ponen mano, puede haber algo muy gordo , denunciaba de forma premonitoria un operario en 1974. La modernizaci n de la mina a la que hacen referencia los informes, que en la galer a siniestrada se hab a puesto en marcha exactamente 23 d as antes, no fue un proceso menor. Durante los a os 60, FECSA ide un plan para crear una central t rmica en la zona que deb a servir para abastecer la creciente demanda de electricidad de la industria barcelonesa, y para ello necesitaba que Carbones de Berga, empresa que acab adquiriendo, aumentara significativamente su producci n de carb n. Pero para lograrlo necesitaba comprar una nueva maquinaria que solo estaba disponible en la Ucrania sovi tica. La modernizaci n de la mina de F gols no fue una an cdota, requiri una soluci n de Estado , recalca la historiadora Serra. Sin relaciones diplom ticas con la URSS, la compra la tuvo que autorizar el Ministerio de Comercio y el propio Franco, que en 1966 visit la comarca para conocer y validar el proyecto. FECSA se jugaba mucho, con una inversi n alt sima y el prestigio de suministrar energ a suficiente , afirma. Esta gran operaci n, sumada a la falta de medidas de seguridad que despu s s se incorporaron, es la que mantiene convencidos a algunas v ctimas y familiares de las negligencias de la empresa. En los a os de investigaci n de Txema y sus compa eros, que terminaron plasmados en el documental Gris , la tragedia de F gols (2024), consiguieron tambi n el valioso testimonio del que fue abogado de la empresa durante el posterior periplo judicial. Es evidente que hubo una especial protecci n a Carbones de Berga para que no les culpasen de los hechos, en aquella poca era dif cil hacer planteamientos distintos en un tema en el que el Gobierno hab a jugado tan fuerte , admit a Josep Mar a Antr s. Lo que no pod an hacer, y no hicieron, es decir que se equivocaron, sino que dijeron vamos a taparlo , conclu a. Txema Gómez, en el centro, junto a dos compañeros hijos de víctimas del accidente, revisan la documentación del caso en una escena del documental Grisú , emitido en TV3 Dos procesos judiciales para cerrar el caso Tras las primeras indagaciones posteriores al accidente, se abri un proceso judicial en el que fueron imputados cuatro ingenieros. Pero pronto quedaron absueltos gracias al indulto real del rey Juan Carlos I posterior a la muerte de Franco, que provoc el archivo del caso. Al mismo tiempo, la empresa logr que las familias aceptaran una indemnizaci n por lo ocurrido. Pero algunas viudas, entre ellas la madre de Txema, no se dieron por vencidas y volvieron a denunciar a la empresa en 1978. Explica su hijo que hab a indignaci n porque la empresa hab a maniobrado para poner a los trabajadores de la mina en contra de las mujeres, sobre quienes circulaban falsos rumores como que se hab an enriquecido con las indemnizaciones. Tambi n hab a dolido que la empresa, en informes posteriores, introdujera la posibilidad de que la explosi n se debiera a un cigarrillo. Esto fue una excusa para taparse , afirma Josep Vilalta. E l no esconde que en las galer as se fumaba a escondidas, pero argumenta: Si la explosi n hubiese sido a media jornada o al final Pero a primera hora nadie fumaba, porque era el momento en que entraban jefes, mec nicos, facultativos , detalla. Con todo, la denuncia de las viudas que se negaban a bajar los brazos tambi n fracas . Los jueces dictaminaron que la concentraci n de gris era impredecible y que no se pod a culpar a la empresa. El ltimo recurso fue rechazado en 1981. En una comarca peque a como la del Bergued , las consecuencias de la tragedia se sobrellevaron en silencio y con frustraci n en no pocos hogares. Txema recuerda que su abuela, que hab a sido ni era de los hijos de uno de los ingenieros imputados, pas a insultarle por la calle cuando se lo cruzaba. Yo y muchos de los hijos de esos mineros hemos tenido que curarnos la rabia toda la vida , afirma. Josep Vilalta sigui empleado en Carbones de Berga hasta su cierre en 1991. De baja durante un a o y medio, le ofrecieron la invalidez, pero l quer a trabajar. Se qued en un puesto de exterior, desde donde ve a cada ma ana entrar a la las brigadas de seguridad con m quinas de detecci n de gris . Acud a al tajo con preguntas que a n hoy no ha resuelto: Qui n mand cerrar la ventilaci n? La empresa estaba en condiciones de hacer una explotaci n tan profunda? . Solo una vez volvi Josep a adentrarse en la mina. Quer a ponerse a prueba. Un compa ero se hab a ofrecido a acompa arme, as que un d a decid entrar para ver si ten a claustrofobia. Al avanzar hacia abajo, llegu a un punto en el que me falt la respiraci n , explica. Se le agrieta la voz al relatarlo. Era el lugar donde casi pierde la vida. Le dije al compa ero que yo reculaba. Me dijo que sal a conmigo, pero le contest que no. Y me fui solo .


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